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El sueño de Franz Marc

Publicado por A. Cerra
El sueño de Franz Marc

El sueño de Franz Marc

Este lienzo lo pintó en 1912 el artista expresionista Franz Marc y en la actualidad se integra dentro de la colección del Museo Thyssen Bornemisza de Madrid.

Franz Marc fue uno de los miembros fundadores del grupo El Jinete Azul, donde también se encontraban genios como Wassily Kandisnky o Paul Klee, los cuales fueron uno de los principales gérmenes para el surgimiento del Expresionismo Alemán.

En principio, a Marc se le consideró un pintor de animales, y él mismo llegó a decir que su intención era animalizar el mundo del arte. Algo con lo que estaba planteando una especie de purificar el arte por medio del espíritu primitivo e incontaminado de la fauna.

En muchas de sus obras aparecen figuras de animales, como en el caso de El sueño, donde vemos un león y varios caballos. Con ello pretende describir una actitud armoniosa entre el hombre y la naturaleza que lo rodea, para lo que coloca la figura humana en ese paisaje de atmósfera idílica.

Algunos críticos de arte relacionan esta obra y su espíritu con otras muy lejanas, como El Jardín de las Delicias del propio El Bosco. Pero evidentemente el estilo entre ambos artistas está muy alejado, y no solo por los siglos que les separan.

El sueño es una obra emblemática dentro de la producción pictórica de Marc, una obra basada en la realidad pero sin una representación al modo realista. Vemos a la mujer en el centro, desnuda y durmiendo. En ella llama la atención su rostro simplificado al máximo, ya que lo único que destaca son los ojos cerrados con lo que nos indica su sueño, pese a que no está tumbada sino sentada con los brazos y las piernas cruzadas. En cambio, aplica un leve balanceo al cuerpo y a la cabeza, para indicarnos que duerme.

Y a su alrededor aparecen los citados caballos, el león y también una casa. Todo ello muy onírico, sino serían inconcebibles los colores que ha ido aplicando a los distintos elementos.

Esos colores de alguna manera son herencia de la pintura fauvista de la época, ya que emplea colores puros y sobre todo de tonos muy fuertes. Pero a ese carácter fauvista, le aplica también unos criterios simbolistas, ya que a lo largo de su vida hay colores que siempre tienen el mismo significado. Por ejemplo, el azul siempre tiene un valor masculino, pero también espiritual e intelectual. Mientras que el amarillo es la feminidad y la sensualidad más amable. Y por oposición, sus formas rojas representan la materia informe o bruta, sin tratar, algo de lo que se encarga tanto el azul como el amarillo.