Carro de Heno, El Bosco
El Carro de Heno es un tríptico del artista Hyeronimus Boch (1450 – 1516) más conocido como El Bosco. Pintado en óleo sobre tabla la tabla central del tríptico es de mayor tamaño (135 x 100 cm) que las laterales (135 x 45 cm). Su datación es bastante complicada, durante mucho tiempo se pensó que la obra dataría de los primeros años del siglo XVI pero actualmente se cree que es más adecuada situarla dentro de las últimas producciones del artista por lo que también podría haber participado su taller.
En conjunto la obra está dedicada al tema del pecado. Es precisamente la tabla central la que da nombre al tríptico, en ella se representa un antiguo proverbio flamenco “La vida es un carro de heno y cada uno coge de ella todo lo que puede.” Así un cortejo procesiona tras el carro que va tirado por unos seres, mitad hombre mitad animales, que representan distintos demonios; mientras, una multitud trata de coger todo el heno posible. La procesión va encabezada por algunas de las figuras más importantes de la época como el Papa o el monarca francés. La tabla, con una iconografía de lo más variada, representa todo tipo de pecados (asesinato, lujuria, robo…) cometidos tanto por las clases nobles -incluido el clero- como por los campesinos.
La tabla de la izquierda también está basada en el tema del pecado pero esta vez remitiendo a los orígenes del mismo. En la zona superior el Bosco representa la expulsión de los ángeles rebeldes que, al desobedecer a Dios, son expulsados del cielo y caen en la tierra en forma de insectos. En la parte inferior se representa la creación de Eva, el Pecado Original y por último en primer plano la expulsión de los primeros padres del paraíso. Está tabla se ha puesto en relación con otra obra del autor, El tríptico de Viena, donde se representan estas mismas escenas también en la tabla de la izquierda.
La tabla de derecha está muy relacionada con el tríptico más famoso de El Bosco, El Jardín de las Delicias. En ella se representa el infierno al que se dirige el carro junto con todos los personajes que lo siguen. El infierno aparece representado como una ciudad en llamas donde todo un elenco de demonios y condenados se afanan en la construcción de una torre que haría referencia a la Torre de Babel.
Una vez cerrado el tríptico representa un peregrino que recorre la vida esquivando los pecados y tentaciones que en ella se le aparecen.
La iconografía de El Bosco es tan complicada y variada como su riquísimo detallismo. En su obra nada es accesorio o trivial, la composición está más que pensada y el uso del óleo le permite llegar a tal grado de minuciosidad que cada rincón del cuadro sorprende al espectador con un nuevo detalle.
Existe una copia del original mandada realizar por el monarca Felipe II para El Escorial y que aún se conserva allí mismo mientras, el original se encuentra dentro de las magníficas colecciones de pintura flamenca que tiene el Museo del Prado de Madrid.