Cazadores descansando de Philips Wouwerman
El artista holandés Philips Wouwerman (1619 – 1668) se acercó al mundo de la pintura siendo un niño gracias a su padre, Paulus Joosten Wouwerman, que evidentemente también era pintor. Y tras eso incluso estuvo un tiempo en el taller de uno de los grandísimos retratistas de su tiempo: Franz Hals. Pero además de eso, durante su juventud trató de ampliar horizontes viajando durante un tiempo a la ciudad de Hamburgo. Tras lo cual regresó a su Haarlem natal en 1640.
Ahí pasaría el resto de su vida, siempre vinculado al arte y siendo miembro de la Cofradía de San Lucas, patrón de los pintores. A lo largo de los años fue mejorando su técnica, y sobre todo fue variando temáticamente, dejando al final un legado muy polifacético. En sus inicios se decantó principalmente por los paisajes en los que incorporaba pequeña figuras. Sin embargo, luego se hizo famoso por sus cuadros ecuestres protagonizados por airosos jinetes, y donde no faltan la representación de batallas. A eso hay que sumar sus trabajos dentro de la pintura histórica y también en la de género.
El resultado es una obra abundante y variada que a día de hoy se halla repartida por numerosos museos de Europa, sobre todo de los Países Bajos y de Alemania.
Por ejemplo en el prestigioso Museo Mauritshuis de La Haya se encuentra esta pequeña tabla (35 x 44 cm) pintada al óleo en una fecha indeterminada dentro de la década que va desde el 1640 al 1650. Es un trabajo típico de la que hemos comentado que fue su primera etapa creativa dominada por el paisajismo y figuras que le dan contenido a la escena.
La verdad es que durante mucho tiempo, este cuadro se atribuyó a otro artista, pero en el siglo XIX los análisis del óleo revelaron la presencia de la firma de Wouwerman, por lo que ya no había duda respecto a su autoría.