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Cazadores en la nieve de Pieter Brueghel

Publicado por A. Cerra
Cazadores en la nieve de Brueghel

Cazadores en la nieve de Brueghel

Este cuadro de Brueghel el Viejo lo pintó en el año 1565. La obra es de grandes dimensiones ya que mide 117 x 162 cm, y está pintado al óleo sobre tabla. Actualmente está expuesto en el museo de Historia del Arte en Viena (Austria).

Esta obra del pintor flamenco Pieter Brueghel nos presenta una escena invernal, que en un primer momento nos puede parecer bastante trivial. Simplemente son tres cazadores seguidos por sus numerosos perros que caminan por un paisaje nuboso y nevado, en el que se ven personas calentándose en un hoguera y al fondo diminutas figuras de personas sobre estanques de hielo y las casas de una aldea de montaña.

Sin embargo, cada uno de los elementos de la imagen se convierte en un signo y nos hace identificarnos con ellos, hasta que de alguna forma nos sentimos cercanos con ellos y se llega a respirar la atmósfera rarificada por el frío que nos presenta el cuadro. Incluso, se puede decir que el frío no es solo una condición climática sino que es la fuerza esencial de la obra. Como si el frío redujera al hombre y a la naturaleza al aislamiento.

Nuestra mirada sigue la dirección de los diferentes escalones en los que va descendiendo el paisaje. Un descenso que convierte a las figuras humanas de la parte más baja en pequeñísimas y fatigadas. Lo que nos está transmitiendo el pintor con esta obra es cierto tono de desolación. Él no busca mostrar una imagen del invierno sino que lo que quiere expresar es lo que le inspira ese paisaje invernal.

Para ello usa una de las características más personales de toda la producción pictórica de Brueghel. Su enorme capacidad para trabajar con gamas de pocos colores, en este caso dominados claramente por el blanco y sus múltiples tonos. Y sobre él destacan más aún los tonos oscuros y negros. Esto sumado al gris verdoso del cielo y los estanques completamente helados convierten el paisaje en un verdadero desierto, todo presidido por el frío y el silencio. Y transmitiendo este mensaje tan triste y desolador, la magia de esta obra consiste al contemplarla, en el espectador se provoca un cautivador placer estético.

En definitiva, las obras de Brueghel el Viejo como ésta de Cazadores en la nieve siempre contienen un simbolismo oculto, lo cual lo emparenta con otro pintor flamenco, donde los símbolos son una constante en su obra: el Bosco.

Tanto Brueghel el Viejo (1529? – 1569) como su hijo Pieter Brueghel el Joven (1564 – 1638), tienen como característica común que en sus composiciones aparecen numerosas figuras humanas de un tamaño muy reducido, siempre observadas desde un punto de vista muy alto. Y tantas figuras en cada una de sus obras, nos cuentan diversas historias e infinidad de detalles. Por esa razón, en muchas ocasiones los críticos e historiadores del arte describen los cuadros de ambos Brueghel como enciclopedias de la vida neerlandesa, la región flamenca donde vivieron y desarrollaron su obra.