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Ciclo de la vida de María de Médicis, Rubens (II parte)

Publicado por Laura Prieto Fernández

En esta ocasión se han escogido para analizar algunos de los lienzos más representativos de la serie de María de Médicis pintada por el artista del barroco flamenco Pedro Pablo Rubens. Así podemos destacar algunos óleos como por ejemplo El desembarco de María de Médicis en Marsella, El encuentro de María de Médicis y su esposo o La felicidad de la Regencia.

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En el desembarco de María de Médicis en Marsella nos encontramos ante un óleo de formato vertical y grandes dimensiones que casi llega a los cuatro metros de altura y los tres metros de anchura. El lienzo que en la actualidad se conserva en el Museo del Louvre de Paris representa a la regente a su llegada a Marsella, mientras la monarca desembarca acompañada de su corte es recibida por una personificación de Francia ataviada con una capa decorada con la flor de lis, y otra de la misma Marsella. En el cielo sobrevolando las figuras aparece una representación de la Fama que portando trompetas anuncia la llegada de la reina. La zona inferior del lienzo es mucho más movida y en ella las figuras se arremolinan, así podemos observar como Neptuno, las nereidas y otros monstruos marinos han acompañado el barco de la reina garantizándole un viaje tranquilo y sosegado.

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En el lienzo del Encuentro entre María de Médicis y Enrique IV el artista trató el tema de una manera alegórica que le sirvió para poder sortear la difícil representación de un hecho que, en la realidad, no fue demasiado reseñable. El primer encuentro entre los dos esposos se produjo una semana después de que la regente estuviese esperando a su futuro esposo, Enrique llegó por la noche y poco convencido de su futuro matrimonio ya que por entonces mantenía una relación amorosa con una conocida dama. El artista decide representar a los futuros esposos como si de dioses griegos se tratase, por ello María de Médicis es representada como Juno y Enrique como Zeus, cada uno de ellos con sus atributos. Ambos se sitúan en lo alto del Monte Olimpo y desde la zona inferior son observados por una representación de la ciudad de Lyon.

El último de los lienzos que aquí analizaremos es La felicidad de la regencia, una obra completamente alegórica en la que la reina regente es el centro de la composición y aparece acompañada de Cupido dios del amor y Minerva o Atenea, diosa de la sabiduría. Para recalcar esta idea de obra alegórica la propia reina aparece enseñando un pecho, una actitud poco convencional. Completando la composición aparecen las representaciones de la Abundancia y la Prudencia.

Con estas obras se pretende llevar a cabo una glorificación del poder de María de Médicis a la vez que el artista nos enseña su gran capacidad compositiva, la maestría en el dibujo y el trazo seguro de su líneas así como el detallismo con el que es capaz de captar todos y cada uno de los detalles de estos grandes lienzos que decoraban los salones del Palacio de Luxemburgo.