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Díptico de Jean Carondelet de Mabuse

Publicado por A. Cerra
Díptico de Jean Carondelet de Mabuse

Díptico de Jean Carondelet de Mabuse

Esta obra en realidad son cuatro imágenes distintas ya que se trata de dos tablas unidas por unas bisagras, y que cada una de estas tablas está pintada por sus dos caras. Es decir, se trata de una especie de oratorio particular encargado por el arzobispo Jean Carondelet al pintor Mabuse. Una obra muy propia de su momento de elaboración, el siglo XV.

Una de las tablas representa a figura de la Virgen María, mientras que en el dorso se descubre una calavera que lleva una inscripción de tono piadoso. Y en la otra tabla se ve un retrato de busto del propio arzobispo que parece que esté orando ante la Virgen. Y en el reverso de esta tabla, Mabuse pintó el escudo de armas de ese religioso.

El Díptico de Jean Carondelet en la actualidad forma parte de la colección del museo del Louvre de París y se trata de una obra muy apreciada por los historiadores del arte ya que representa un momento de esplendor dentro de la producción pictórica de Mabuse, también conocido como Jan Gossaert (1465 – 1533).

Esa fase de madurez muestra la fascinación que sintió el pintor tras su viaje a Italia, donde ha contemplado con entusiasmo las esculturas de Miguel Ángel, así como muchas obras de la Antigüedad. De hecho esa influencia de las formas del arte clásico se puede descubrir en el retrato que aquí hace del arzobispo, para el cual podría haberse inspirado en algún busto antiguo.

Además su pasión por la escultura también se manifiesta en el modo que emplea para acentuar el modelaje de las figuras mediante la creación sombras y de luces, algo que sin duda ha aprendido de la pintura renacentista que se estaba realizando en Florencia.

Lo cierto que Mabuse viajó a Italia y llegó en el año 1508 a Roma, casualmente en las mismas fechas que lo hizo Rafael Sanzio, una de sus grandes descubrimientos y sin duda una de sus influencias pictóricas más fuertes como se puede ver en obras suyas como la Virgen y el Niño que se conserva en el museo del Prado en Madrid.

Cuando Mabuse regresó a sus Países Bajos natales promovió el romanismo en su país, una corriente italianizante en la pintura. Con ese estilo que propagó Mabuse se tendía a obras de composiciones tremendamente equilibradas, que irradian monumentalidad aunque en ocasiones se trate de obras de pequeño formatos. No obstante, el gran acierto de este artista flamenco es que estos elementos incorporados desde el Renacimiento italiano supo unirlos magistralmente con algunas de las tradiciones de la escuela pictórica flamenca, como son la atención hacia los detalles más minuciosos, algo que se comprueba al observar de cerca los ropajes de los personajes, donde cada detalle está trabajado con gran esmero.