Muchacho con blusón azul de Modigliani
Amedeo Modigliani ha pasado a la Historia del Arte por sus inquietantes desnudos femeninos y algunos de los excitantes retratos que hizo a mujeres. Pero lo cierto es que no solo pintó a féminas, también se conservan varias obras que realizó con la imagen de niños, y un buen ejemplo es este Muchacho con blusón azul del año 1918 y que forma parte de la colección del Museo Solomon Guggenheim de Nueva York.
Y en cierto modo, aplicó los mismos criterios artísticos para estos modelos. Vemos que la figura está construida sobre un motivo preciso, que recuerda a una forma geométrica. Es como si repitiera dos óvalos, el del rostro y el de la camisa. Está claro que tiene más protagonismo el camisón azul, que ocupa el centro del cuadro, y cuya forma ovalada no se respeta con el color, sino con la posición de las mangas y las manos.
E incluso podemos distinguir un tercer óvalo en el eje vertical que recorre todo el cuadro y la figura. Aunque en este caso no está cerrado porque lo corta el borde del lienzo. Sería la forma que se genera por las caderas y las piernas.
Esa base geométrica es habitual en muchas obras de Modigliani, ya que es un pintor que siempre se caracterizó por la búsqueda de la pureza de formas. Y además de eso, en este retrato infantil también podemos ver otro rasgo definitorio de este pintor: su personalísima forma de dibujar.
Siempre dibujó definiendo algunas manchas de color, pero además de eso dibuja para proporcionar detalles definitivos a sus personajes. Aquí por ejemplo lo podemos apreciar en la curva perfecta del rostro, en los límites de las orejas, y sobre todo en el perfil de la nariz y los ojos achinados del muchacho.
Y ahora la pregunta es, ¿quién fue su modelo? Pues se especula con que fuera un niño de la calle, algo lógico teniendo en cuenta los escasos recursos económicos de Modigliani que no se podía pagar los modelos, además de que tampoco recibía excesivos encargos.
Pero además esa deducción también se puede apoyar en la propia representación, ya que ese camisón azul podría ser algún uniforme de trabajo, por ejemplo el de un aprendiz de una tienda o almacén. Y es que el muchacho tiene cierta expresión melancólica, de cansancio y como de sometimiento. Algo que se manifiesta no solo en la expresión de su rostro, sino también en la postura lánguida y la posición de sus manos, una encima de otra. En definitiva, en una pose que nos parece más propia de alguien abatido y de cierta edad, que no de un niño.