Madame Pompadour de Modigliani
Se trata de un óleo pintado sobre tela en el año 1915 por el artista italiano Amedeo Modigliani. En la actualidad se conserva en el Art Institute de Chicago.
En una primera ojeada a este cuadro, la sensación inicial es que se trata de un explosiva combinación de colores y sin embargo el elemento básico utilizado por Modigliani para su composición es la línea, un dibujo de trazo sensible, sinuoso y claro a la vez, definido en el espacio y no en la superficie.
Con esas líneas negras delimita cada una de las zonas de color, casi masas compactas, y no obstante gracias a la línea consigue dar la sensación de volumen al retrato y hacer vibrar la luz.
Lo cierto es que Amedeo Modigliani llegó a ser pintor tras haber sido durante años un consumado dibujante y trabajar también en la escultura. De hecho no fue hasta el año en que realizó esta obra, 1915, cuando se dedicó de forma sistemática a la pintura, lo que se convirtió en su pasión y en su única forma de trabajar y expresarse artísticamente.
Este retrato de Madame Pompadour sirve para explicar alguna de las constantes que mantuvo en su producción pictórica, salvo las características de sus famosos desnudos. Aquí vemos su habitual tono expresivo e irónico, que en ocasiones alcanza rasgos propios de lo más caricaturesco.
Además, es importante destacar que la elección de Madame Pompadour como sujeto del retrato no fue casual. Modigliani tenía un gran interés en las figuras históricas y culturales, y Madame Pompadour, como amante del rey Luis XV de Francia y una influyente mecenas de las artes, se ajustaba perfectamente a su fascinación.
Su arte se basa en la geometría. Basta con descubrir el óvalo que forma el rostro de la modelo y el cilindro que es la base para su estilizado cuello. Pero se descubren otros elementos de gran interés, como por ejemplo el dibujo de su nariz, que al mismo tiempo se ve de frente y de perfil, algo que ya había practicado el arte cubista, sobre todo gracias a Pablo Picasso.
Otro detalle que lo emparenta con Picasso, es que el artista malagueño fue un gran amante de las máscaras y habitualmente aparecen en sus pinturas. Y aquí Modigliani plantea los ojos de la retratada como si en realidad fueran los ojos vaciados de una máscara, y sin embargo esa cara nos traslada una mirada profunda.
Por otro lado es muy interesante estudiar las combinaciones de color que construyen el cuadro. Los tonos negros arriba y abajo para el sombrero y el jersey, el rojo que sirve de fondo para la cara, simulando una ventana, que ayudan a resaltar los tonos vivos del rostro, que aún destacan más sobre los grises verdosos de la pared trasera.
Ya se ha citado la influencia de Picasso en ciertos elementos de esta pintura de Modigliani, pero en cambio no fue el artista español su único referente. Se sabe por ejemplo que estudió minuciosamente la obra de Toulouse-Lautrec, interesado sobre todo en lograr su expresionismo, y también estuvo muy interesado por las teorías y las formas que lograba Brancusi, a partir de su interesante síntesis geométrica.
Además, Modigliani también se inspiró en el arte africano y asiático, que se refleja en la simplificación estilizada de las formas y en la representación plana de las figuras en sus obras. Esta influencia se puede ver claramente en el retrato de Madame Pompadour, con su rostro ovalado y los ojos estilizados que recuerdan a las máscaras africanas.
En el contexto de la época, Modigliani fue un artista que desafió las convenciones y buscó su propio camino. Aunque su vida fue corta y plagada de dificultades, su obra ha dejado una huella indeleble en la historia del arte, y el retrato de Madame Pompadour es un ejemplo perfecto de su talento y originalidad.