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Paseo a la orilla del mar, Sorolla

Publicado por Laura Prieto Fernández

El paseo a la orilla del mar es una obra pictórica realizada en óleo sobre lienzo por el artista impresionista español Joaquín Sorolla (1863 – 1923). Sorolla fue uno de los artistas más prolíferos del arte español, su producción abarca más de dos mil obras en varios formatos y técnicas. Tradicionalmente se le ha encasillado como impresionista pese a que su producción es más tardía que el movimiento de origen francés; quizás sea más correcto interpretar la obra del valenciano como luminista puesto que la luz es el verdadero protagonista de su pintura.

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Con todo, es cierto que la obra de este genio español recuerda en muchos aspectos a la producción de los grandes impresionistas como Monet, Renoir o Degas… Sorolla trabaja la pintura plain air, al aire libre, la luz y sus efectos son su auténtica obsesión, apenas utiliza el negro y su pincelada es suelta y rápida.

Nacido en Valencia sus primeras obras no presentan gran relevancia; es cuando, tras su primer viaje a Paris en 1894, conoce la obra de los impresionista su estilo sufre una auténtica revolución acercándose a la luz. Su pintura agradable y sensorial con claras reminiscencias a las playas y colores mediterráneos alcanzaron fama internacional, su obra se expuso no sólo en Europa sino también en Estados Unidos con una gran acogida entre el público y los estudiosos.

De hecho Paseo a la orilla del mar fue una obra realizada en el verano de 1909 tras un largo periplo del artista por Estados Unidos presentando sus obras en la IV Exposición Internacional de Sorolla. La obra representa a la esposa del artista y su hija mayor paseando por las playas valencianas en un agradable atardecer mientras la brisa marina golpea sus vestidos.

El artista presenta una escena agradable con un gran detallismo; ambas mujeres están representadas con gran elegancia. La más rezagada es la mujer del artista, ataviada con un bonito y veraniego vestido blanco el velo de su gran sombrero oculta su rostro mientras con la mano trata de apartarlo, con la otra mano sostiene una sombrilla también blanca que parece fundirse con el vestido. Mientras la hija mayor del artista, también con un vestido blanco, tiene el rostro más despejado. Su mirada parece fruncida a causa del sol y no presta demasiada importancia al espectador; en la mano sostiene su sombrero mientras la cola del vestido ondea a causa del viento.

La perpendicular que marcan los cuerpos de las mujeres está en perfecta contradicción con la diagonal que marcan sus vestidos a causa del viento, el ímpetu de la brisa marina está también conseguido como la resistencia de madre e hija por seguir hacia delante.

En realidad la escena tan solo es una disculpa más para retratar el paisaje mediterráneo: el colorismo agradable basado el azules, ocres y blancos, la incidencia de los efectos lumínicos en cada rincón, el detallismo con el que trata cada uno de los aspectos de la composición hacen de ésta una de las mejores obras del valenciano.