Arte
Inicio Neoclasicismo, Pintura Patroclus de Jacques Louis David

Patroclus de Jacques Louis David

Publicado por A. Cerra

Patroclus de Jacques Louis David

El francés Jacques Louis David es el pintor del Neoclasicismo por antonomasia. Y lo es por obras tan significativas como El juramento de los Horacios o El rapto de las Sabinas. Cuadros inspirados en la temática y en las formas en la Antigüedad. Un estilo que plasmó en esas enormes composiciones, pero también en cuadros aparentemente más sencillos como es este lienzo titulado Patroclus.

El cuadro es anterior a los dos citados, ya que lo hizo en 1780. Una obra que puede decirse que representa el final de sus años de formación, muchos de ellos pasados en Roma, rodeado del arte antiguo que tanto el fascinó.

En esta ocasión la obra representa a uno de los personajes griegos más significativos de la Guerra de Troya narrada en la Iliada. De hecho es uno de los guerreros más próximos al gran héroe Aquiles, para quién cuida los caballos, sirve de mensajero o participa en sus banquetes.

No obstante acaba herido de muerte durante la guerra troyana, y su cadáver es llevado es recogido del campo de batalla por Melenao (otra escena que ha inspirado a diversos artistas como ese puede ver en una de las esculturas cubierta bajo la Loggia dei Lanzi en Florencia). Y cuando Melenao lleva su cuerpo muerto ante Aquiles, este decide vengar su muerte enfrentándose a su oponente troyano, Héctor, al que según los relatos griegos acaba venciendo.

Solo entonces Aquiles decide celebrar un banquete en honor de Patroclo y quemar su cuerpo en una pila funeraria. E incluso se programan unos juegos con carreras de caballos, combates de lucha libre o diversas competiciones de velocidad y lanzamiento para honrar su memoria.

David, al pintar a Patroclus, no solo se centra en la figura del guerrero, sino también en la tragedia que su muerte representa. La postura de Patroclus, con la espalda hacia el espectador, transmite una sensación de vulnerabilidad y derrota. El uso de colores apagados y la ausencia de elementos decorativos en la pintura refuerzan esta atmósfera de desolación y tristeza.

Además, la elección de David de representar a Patroclus en el momento de su muerte, en lugar de en el apogeo de su vida como guerrero, es una decisión artística significativa. En lugar de glorificar la guerra y la violencia, David opta por enfocarse en las consecuencias humanas de la guerra. Esta elección refleja una tendencia más amplia en el arte neoclásico de centrarse en la humanidad y la emoción, en lugar de la grandiosidad y la pompa.

La representación de Patroclus también es un testimonio del dominio de David de la anatomía humana. A pesar de la postura retorcida de Patroclus, cada músculo y contorno de su cuerpo está meticulosamente detallado, demostrando la habilidad de David para capturar la forma humana con precisión y realismo.

En definitiva, Patroclus es una obra que, a pesar de su aparente simplicidad, contiene una profundidad emocional y técnica significativa. Es un testimonio del talento de David para combinar la precisión técnica con la emoción y la narrativa, creando obras de arte que son tanto visualmente impresionantes como emocionalmente resonantes. El cuadro se conserva en el Museo de Bellas Artes Thomas Henry de la ciudad francesa de Cherburgo-Octeville.