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Sol ardiente de Junio, Leighton

Publicado por Laura Prieto Fernández

Sol ardiente de junio es una de las obras más destacadas del artista londinense Lord Frederic Leighton, en ella el pintor hace alarde de una magnifica sutileza y una composición poética que dota al lienzo de gran belleza. El artista recrea una belleza femenina que desprende erotismo a través de gestos sencillos y reposados, su cuerpo aparece totalmente cubierto y sin embargo la sensualidad de su belleza parece hechizar al espectador.

Flaming_June,_by_Frederic_Lord_Leighton_(1830-1896)

Frederic Leighton (1830 – 1896) es una de las figuras más destacadas de la escuela inglesa, a menudo sus obras se han incluido en el grupo de los Prerrafaelistas por su estilo clásico y el dominio de la línea, sin embargo sus composiciones van mucho más allá del dibujo, el color en la obra de Leighton es el componente principal del lienzo y con él articula toda la composición. Nacido en la localidad inglesa de Scarborough en el seno de una familia adinerada, Leighton recibió una esmerada educación artística. Sus estudios empezaron en la University College School de Lndres y después se formaría con los artistas Eduard Van Stinle y Giovanni Costa.

Sin embargo sería su viaje a Italia el hecho que más influiría en su carrera pictórica, allí el artista pudo conocer las obras de los grandes artistas renacentistas y la impronta clasicista será desde entonces una constante en cada uno de sus lienzos. También viajó a Francia donde puso conocer la pintura de Corot o Millet. A su regreso a la capital londinense se estableció junto a los Prerrafaelitas. Leighton es uno de esos artistas que si bien en vida contó con gran reconocimiento a pesar de sus disidentes, la historia del arte ha desviado su atención en pro de otros artistas de su misma época.

En esta ocasión nos encontramos ante un lienzo sencillo, de formato cuadrado y pequeño tamaño (tan solo mide cuarenta y siete centímetros de lado) ocupado en su totalidad por la figura de una mujer que duerme plácidamente. Parece ser que el lienzo dataría de mediados de la década de los noventa, por lo que se le considera como una de las últimas obras del artista. A mediados del siglo XX el lienzo fue subastado por un módico precio y permaneció en el olvido hasta que el empresario Luis A. Ferre dio con ella en una galería holandesa y adquirió el lienzo para el Museo de Arte de Ponce en Puerto Rico donde permanece expuesta.

La joven recuerda a las famosas venus clasicistas que los autores representaron desde la antigüedad y que artistas renacentistas retomaron en un sinfín de lienzos. La joven duerme en una complicada postura encogida en un sillón, su vestido amarillento se pliega una y otra vez pegándose a su cuerpo y mostrando al espectador su anatomía como si de una escultura griega de Fidias se tratase. El amarillo de su vestido contrasta con el cielo azul de la zona superior. Su modelado es blando y la luz brillante y sencilla se difumina por toda la escena.