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Laocoonte y sus hijos, El Greco

Publicado por Laura Prieto Fernández

La obra del Laocoonte y sus hijos es un óleo sobre lienzo pintado por el artista renacentista Doménikos Theotokópoulos 1541- 1614 más conocido como El Greco, en 1609. Pese a nacer en la isla de Creta y tener una primera formación italiana El Greco es considerado como uno de los mejores artistas que se vinculan al arte español desde que en 1576 se trasladó a Madrid.

laocoonte

La obra de El Greco se podría encasillar debido a sus fechas dentro del arte renacentista pero en realidad éste tenía un estilo completamente propio y muy característico. La obra del Laocoonte fue pintada durante los últimos años de su vida y está inspirada en la famosísima escultura helenística que el artista pudo observar durante alguna de sus estancias en Italia.

La obra representa el castigo de Laocoonte, un sacerdote troyano que desconfió del caballo regalado por los Aqueos a Troya y lo intentó quemar cuando dos enormes serpientes emergieron de las aguas devorándolos a él y a sus hijos. En realidad podría parecer extraño que el artista pintara esta obra de tema mitológico cuando su producción se centraba casi por completo en tema religiosos, no obstante parece ser que el artista renacentista dedicó la obra a su amigo el arzobispo Carranza de Toledo que había sido destituido y condenado por la Inquisición.

Esta es una obra enigmática, aparece ambientada en la ciudad de Toledo y hacia ella camina un caballo que hace referencia a la traición del arzobispo. En primer plano las figuras del Laocoonte y sus hijos se torsionan en posturas imposibles luchando contra las feroces serpientes. A su lado dos extrañas figuras observan la escena con indiferencia en realidad, no se sabe con exactitud quien pueden ser estos misteriosos personajes y mientras que algunos historiadores optan por pensar que se podría tratar de Apolo y Atenea que han descendido del Olimpo para presenciar la muerte del sacerdote, otros creen que es más posible que hagan referencia a los primeros padres. Con todo, la escena se vuelve aún más extraña si observamos que la figura femenina posee dos rostros, uno que mira al Laocoonte y el otro que se gira fuera del cuadro.

La unidad de la escultura helenística ya no está representada en la obra de El Greco. Las figuras gozan de potentísimos escorzos y desprenden gran movimiento; son personajes de formas alargadas y facciones muy potentes que les dan un aspecto teatral. La luz es irreal y la atmósfera nos augura una fuerte tormenta con el cielo encapotado y grisáceo, utilizando de forma arbitraria las luces y sombras. La pincelada es suelta y rápida, con una fuerte carga de empaste. La racionalidad del renacimiento clasicista da paso a una etapa manierista con fuertes contraste que preludia la teatralidad de la época barroca.

Se considera que la obra del Laocoonte está incompleta debido a la muerte del artista y que fue terminada por su hijo Jorge Manuel. Hoy la obra se conserva en la Galería Nacional de Arte de estados Unidos.