Catedral de Cádiz
Estamos a ante una obra cuya edificación se prolongó a lo largo de más de siglo y medio, y que por lo tanto fue evolucionando parcialmente según los gustos de cada momento, y por ello podemos hablar una construcción que por sí sola tiene características de la arquitectura barroca, rococó y también del arte Neoclásico. Y a todo ello hay que sumar las importantes influencias llegadas desde Hispanoamérica, ya que no hay que olvidar que durante siglos el puerto de Cádiz fue la principal vía de entrada de los marinos que llegaban de sus viajes al Nuevo Mundo.
Repasando su historia, se descubre que su construcción comenzó en el año 1722, para sustituir a la antigua catedral gaditana que sería la vecina iglesia de la Santa Cruz. Aquellos comienzos se hicieron bajo la dirección del arquitecto Vicente Acero. Pero este abandonó el proyecto unos años más tarde y le sucedió Gaspar Cayón y posteriormente su sobrino Torcuato Cayón, el cual trabajó aquí hasta su muerte en 1783.
Pero que él muriera no significó que acabarán las obras. Todavía quedaba mucho y la dirección de todos esos trabajos recayó en 1790 en Manuel Machuca. Tampoco acabaría él y habría que esperar al año 1838 para ver el templo casi terminado bajo la dirección de Juan Daura en 1838. Y unos quince años después, en 1853 se acabaron las dos torres levantadas bajo las órdenes de Juan de la Vega y Correa.
Esas dos torres precisamente son dos de los elementos más llamativos en su fachada principal. Esa fachada se divide en dos cuerpos. Uno primero donde se desarrollan cuatro columnas corintias muy decoradas, y uno segundo donde inmediatamente llama la atención el gran ventanal. Y como remate del conjunto un gran frontón. No obstante, ese es el desarrollo en altura, pero llama más la atención su horizontalidad tremendamente animada por el juego de líneas cóncavas y convexas.
También desde el exterior llama la atención la cúpula semiesférica levantada sobre el tambor y que cubre el crucero, ya que la catedral es un templo de planta de cruz latina con tres naves. Esa gran cúpula que le da su silueta característica al templo, se creó durante los años en los que dirigió los trabajos el citado Juan Daura.
Cuando se levantó esa cúpula, e incluso una vez acabado el templo catedralicio todavía no estaba el altar mayor que se ve en la actualidad. Se trata de un altar dedicado a la Inmaculada Concepción y ubicado en el presbiterio de planta circular. Una obra que se comenzó en 1862, durante el reinado de Isabel II, la cual donó una gran cantidad de dinero para su construcción.
En definitiva, la Catedral de Cádiz es un extraordinario ejemplo de la arquitectura y el arte de los siglos XVIII y XIX, ya que en ella se ven ejemplos de cómo evolucionaron las modas y los estilos artísticos durante décadas.