Catedral Nueva de Salamanca
La Catedral Nueva de Salamanca es una de las dos catedrales con las que cuenta la famosa ciudad charra, dedicada como su compañera a la Asunción de la virgen María en ella se puede apreciar una amalgama de elementos estilísticos que van desde las formas goticistas hasta las barrocas, pasando por multitud de elementos renacentistas.
A lo largo de los siglos XIV y XV, la ciudad de Salamanca había experimentado un aumento considerable en su población, el auge de la Universidad era cada vez mayor y la ciudad debía dar cabida cada vez a un mayor número de estudiantes. En este contexto, se pensó que la antigua catedral románica resultaba demasiado vieja y antigua para albergar al creciente número de fieles, y lo que era más, para mostrar el espíritu innovador y cosmopolitan de la urbe. Debido a ello y contando con el beneplácito del monarca Fernando el Católico, la ciudad emprendió una nueva empresa, la construcción de una gran catedral que mostrase el esplendor de la ciudad charra; en el año 1509 se comenzó con el diseño del proyecto, el cual fue encargado por el propio monarca a los arquitectos Antón Egas y Alonso Rodríguez.
La catedral Nueva de Salamanca se perfila como una de las últimas catedrales góticas levantadas en la Península Ibérica, los planteamientos iniciales corresponden con el gótico final sin embargo la dilatación de la obra – la catedral no fue terminada hasta el siglo XVIII, en el año 1725- hizo que el proyecto inicial fuese modificado para adaptarse a las nuevas formas estilísticas imperantes.
Se planteó un templo de cinco naves, la nave central más ancha y alta que las laterales y flanqueando a éstas otras dos naves de capillas hornacinas que se terminaron en el siglo XVI por los arquitectos Juan de Álava y Juan Gil de Hontañón. La cabecera que en un principio debía configurarse a través de una gran girola, acabó siendo en testero plano – siguiendo el mismo modelo que Juan de Herrera había planteado en la Catedral de Valladolid- confiriendo a todo el edificio el aspecto de una gran planta de salón. Después de la intensa actividad del siglo XVI, en el XVII las obras avanzaron lentamente de ésta época es tan solo el gran cimborrio con cúpula barroca realizado por Joaquín de Churriguera.
Tradicionalmente las catedrales e iglesias comienzan su construcción por la cabecera de manera que este espacia puede ser utilizado en caso de necesidad y siempre es en esta zona donde se aprecian la mejor decoración y los elementos más destacados, en el caso de Salamanca no es así. Las obras se comenzaron por los pies de Catedral, recordemos que la presencia del otro templo podría cubrir las necesidades litúrgicas, y es en esta zona donde se aprecia una mayor decoración, tanto en el interior como al exterior mientras que, a medida que avanzamos las formas decorativas se vuelven más austeras y sencillas.
En 1755 el terremoto de Lisboa causó importantes daños en la construcción, la cúpula planteada por Churriguera se derrumbó y hubo que levantarla nuevamente, al igual que la torre de los pies, que tuvo que ser reforzada.