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El edificio Woolworth de Nueva York

Publicado por A. Cerra

Edificio Woolworth en Nueva York

El Edificio Woolworth levantado en el sector de Broadway dentro de la isla de Manhattan no es el más famoso de todos los rascacielos que se levantan en Nueva York. E incluso su altura que se eleva hasta los 241 metros hoy en día se ha quedado relativamente pequeña con la construcción de los últimos colosos del skyline de la Gran Manzana. Sin embargo, histórica y artísticamente el Woolworth Building es un edificio más que destacable.

Su construcción comenzó en el año 1910. Antes de eso el magnate Frank Woolwoth había viajado a Europa y había quedado impresionado por la belleza y el esplendo de los grandes edificios catedralicios del arte gótico. Por ello, cuando le encargó al arquitecto Cass Gilbert el proyecto de este edificio le remarcó que además de ser enorme se debía inspirar tanto en las catedrales góticas europeas como Notre Dame de Paris o Chartres, como en las formas neogóticas del Parlamento de Londres.

De alguna forma esa inspiración en edificios europeos antiguos está presente en otros muchas construcciones neoyorquinas, por ejemplo en el Metropolitan Life Insurance Company que evoca el Campanile de la plaza de San Marcos en Venecia. Curiosamente este era el edificio más alto del mundo cuando se estaba levantando el edificio Woolworth. Un galardón que le arrebataría al acabarse en 1913 la sede de la Woolworth Company, ya que pese a su inspiración en el gótico, esta obra era una sede empresarial. Por esa razón, se la conoció con el sobrenombre de la “Catedral del Comercio”.

De este modo, el magnate había conseguido todo sus objetivos. Parecerse a las grandes obras góticas de la Edad Media y destacar sobre el resto de la ciudad, tanto en altura como en ornamentación ya que no escatimó en detalles. Solo hay que fijarse en cualquiera de sus fachadas con elementos que recuerdan a torres, gárgolas o pináculos.

Una decoración esplendorosa que se prolonga también en el interior, sobre todo en su vestíbulo que tiene una altura de tres plantas y que se cubre con una enorme cristalera vítrea y se recubre de mármoles y mosaicos. Es decir, todo ostentación por parte del propietario. Y para eso no dudó en pagar la obra en efectivo, abonando 13 millones y medio de dólares (una ingente cantidad en la época).

No obstante, el Wollworth Building se mantuvo como el rascacielos más alto del mundo hasta el año 1930, cuando también en Nueva York se levantó otro gigante, aunque ya no en estilo neogótico sino dentro de la corriente art decó que inspira el hermoso Edificio Chrysler.