Colegiata Santa María la Mayor, Toro (Zamora)
La provincia de Zamora es una de las regiones en las que más se potenció el estilo románico, en la urbe se encuentran un buen número de templos de este estilo que han llegado hasta nosotros en un buen estado de conservación, pero el románico zamorano no se encuentra solamente se la ciudad sino en toda la provincia y prueba de ello es uno de los edificios más conmemorativos del conocido estilo románico, La Colegiata de Santa María la Mayor en Toro.
La obra que hoy podemos apreciar fue levantada a lo largo del reinado de Fernando II de León y dataría de la segunda mitad del siglo XII, en torno al año 1170; según las fuentes arqueológicas y documentales halladas al respecto la Colegiata de Santa María se ubicaría en el mismo solar en el que con anterioridad, debió de existir una primitiva iglesia de estilo prerrománico dedicada a la misma advocación de Santa María.
Además de su impresionante arquitectura, la Colegiata de Santa María la Mayor alberga una rica colección de arte sacro. Destaca el retablo mayor, una obra maestra del gótico hispano-flamenco realizada en el siglo XV. Este retablo, dividido en cinco calles y cinco cuerpos, narra diferentes episodios de la vida de la Virgen y de Cristo. Además, la Colegiata cuenta con una serie de capillas laterales que albergan importantes obras de arte, entre las que destacan varias tallas de santos y una valiosa colección de tapices flamencos del siglo XVI.
En la factura del templo se pueden apreciar tanto la mano de dos maestros constructores como el desarrollo en su factura de dos etapas bien diferenciadas: en la primera etapa, el maestro constructor desarrolló un programa refinado e innovador, se levantaron los muros correspondientes a la cabecera, las naves así como las portadas laterales; esta etapa es apreciable además por el uso de piedra caliza en la construcción del templo. En la segunda etapa el maestro constructor se inclinó por una piedra arenisca y resolvió la cubrición de la nave central y el transepto con bóvedas de medio punto menos arriesgadas que las bóvedas de crucería que se habían utilizado en la primera fase.
Pese a todo el templo goza de una gran armonía y majestuosidad, sus volúmenes son bien definidos –tanto al interior como en el exterior- y es una de las mejores muestras del románico que podemos encontrar no sólo en su provincia sino en toda España. El edificio original se diseñó como un templo con planta de cruz latina y tres naves de las cuales la central es más alta y ancha que las laterales con el fin de permitir la iluminación del interior. Las naves están formadas por tres tramos hasta llegar al crucero y cabecera tripartita.
En el exterior las relaciones con otros edificios de la cuenca del Duero se hacen indudables, así por ejemplo cabe destacar la decoración del paramento de la cabecera que se concentra en la capilla central dejando más sobrias a las laterales, en ésta podemos apreciar los mismos elementos decorativos que se utilizan en la Catedral de Zamora como los arquillos trilobulados sobre ménsulas.
Pero si realmente hubiese que destacar un elemento del exterior de la Colegiata éste sería, sin lugar a dudas, su portentoso cimborrio. Los orígenes de esta construcción debemos buscarlos en la Catedral de Zamora. Junto a ésta y a la conocida Torre del Gallo de la Catedral de Salamanca, el cimborrio de Santa María la Mayor forma lo que se conoce como Los Cimborrios del Duero unas obras singulares caracterizadas por su verticalidad y exquisita decoración.
Además, la Colegiata de Santa María la Mayor es famosa por su impresionante órgano, una joya del barroco español construida en el siglo XVIII. Este instrumento, que aún se utiliza en los servicios religiosos y en conciertos, es uno de los más importantes de la región. La Colegiata también es conocida por su campanario, que alberga un conjunto de campanas de diferentes épocas, la más antigua de las cuales data del siglo XIII. En definitiva, la Colegiata de Santa María la Mayor es un tesoro del arte y la historia que merece ser visitado.