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Colegiata de Roncesvalles

Publicado por A. Cerra
Colegiata de Santa María de Roncesvalles

Colegiata de Santa María de Roncesvalles

Roncesvalles, conjunto histórico situado en el Pirineo de Navarra, es enormemente conocido porque aquí se desarrolló la legendaria Batalla de Roncesvalles, en la que los ejércitos de Carlomagno fueron derrotados por la población montañesa local, los vascones, lo cual dio lugar al célebre poema medieval francés de la Chanson de Roland.

Pero sobre todo es un enclave conocido porque por aquí comienza el tramo español más transitado históricamente, y también en la actualidad, de la peregrinación hasta Santiago de Compostela, o sea el Camino Jacobeo.

Por uno y otro motivo ya merece la pena nombrar Roncesvalles, pero además también hay que citar que allí se mantiene en pie la Colegiata de Santa María, uno de los mejores ejemplos de la arquitectura gótica de influencia francesa que se conservan en España.

La Colegiata de Santa María de Roncesvalles es un edificio de gran importancia tanto por su valor histórico como por su valor artístico. La construcción de la colegiata comenzó en el siglo XII y se extendió hasta el siglo XIII. Este largo periodo de construcción ha dejado una huella visible en la arquitectura del edificio, que combina elementos de diferentes estilos y periodos.

La colegiata, que lógicamente está muy próxima al albergue-hospital que se construyó entre finales del siglo XII y comienzos del XIII para albergar a los peregrinos tras cruzar la cordillera pirenaica por el puerto de Saint Jean Pied de Port, es un testimonio de la importancia que Roncesvalles ha tenido a lo largo de la historia como punto de paso para los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela.

De todo el conjunto histórico de Roncesvalles destaca la iglesia de Santa María, levantada como el albergue, entre los siglos XII y XIII. Su traza evoca el gótico francés, pero evidentemente adaptado a unas dimensiones menores que las de las grandes catedrales, tanto francesas como las de Chartres, Reims, Amiens o Notre Dame de París, o españolas como la León o Burgos.

Aquí estamos ante todo dentro de una iglesia de menor altura. Se trata de un templo de tres naves, con la nave central el doble de ancha que el resto. Todo se cubre con bóvedas de crucería, y las naves confluyen en una cabecera pentagonal iluminada por ventanales, que originalmente tuvieron vidrieras góticas, si bien se han perdido, y las que se ven hoy en día son mucho más modernas.

Sin salir del interior de la iglesia hay que mencionar la talla gótica del altar mayor. Lógicamente con una escultura de Santa María de Roncesvalles realizada en madera y con detalles en plata y metal.

Pero el repertorio artístico de la Colegiata es mayor. Por ejemplo, se conserva a la izquierda de la fachada una torre defensiva que alzó en el siglo XIV. O también se guarda un claustro de estilo cisterciense que sustituyó al original de formas góticas, ya que aquél quedó completamente sepultado tras una dura nevada en 1600.

Precisamente al claustro actual se abre la capilla de San Agustín, que fue la antigua sede capitular del conjunto, y que ahora acoge el sepulcro del rey Sancho VII el Fuerte, uno de los reyes más venerado por parte del viejo reino de Navarra, una de las monarquías históricas de la España medieval.

Además de su valor histórico y artístico, la Colegiata de Santa María de Roncesvalles es un lugar de gran importancia espiritual. A lo largo de los siglos, miles de peregrinos han visitado la colegiata en su camino a Santiago de Compostela, y muchos de ellos han dejado testimonio de su paso en forma de exvotos y otras ofrendas. Estos objetos, que se conservan en el museo de la colegiata, son un testimonio tangible de la fe y la devoción de los peregrinos que han pasado por Roncesvalles a lo largo de los siglos.