Estadio de Magnesia
Ya hemos hablado en más de una ocasión de joyas del arte clásico que surgieron más allá del territorio de Grecia y de Roma. Son muchos los ejemplos por toda la cuenca mediterránea, desde España o Túnez hasta por supuesto la zona del Próximo Oriente. Pues bien, de todos esos lugares, una de las áreas más ricas en ese sentido posiblemente sea la península de Anatolia, en la actualidad integrada en Turquía. Allí los arqueólogos han hallado joyas de la categoría del Altar de Pérgamo o de las ruinas de ciudades como Mileto o Efeso.
Y entre ese grupo de grandes tesoros de la Antigüedad Clásica, especialmente vinculadas con la cultura griega, hay que incluir el gran yacimiento de Magnesia del Meandro.
Esta urbe hoy está a las afueras de la ciudad turca de Germencik, y ni por asomo alcanza la importancia que tuvo el lugar en la Antigüedad cuando se convirtió en una zona de paso relevante desde la costa mediterránea hacia el interior de la península. Por ello no hay que extrañarse al descubrir que la historia de la vieja Magnesia está plagada con los nombre de las más importantes culturas y civilizaciones.
Sus orígenes se remontan a los tiempos previos a la Guerra de Troya, y tras eso su pasado lo han descrito autores como Herodoto o Pausanias, además de que aquí se asentaron relevantes personajes de la Grecia clásica como el militar Temístocles o el escritor Tucídides. Al igual que aquí trabajó mucho el arquitecto Hermógenes al cual se le deben varios de sus edificios más destacados. Luego se convertiría en parte del territorio macedonio durante el reinado de Alejandro Magno, al igual que se incorporaría más tarde al imperio Seléucida, para finalmente se tomada por las legiones romanas.
Todos esos hitos históricos han dejado un legado arqueológico impresionante. Se comenzó a excavar en el siglo XIX y salieron a la luz los restos de un altar helenístico que recuerda al de Pérgamo. Así como el citado Hermógenes de Alabanda diseñó un templo jónico de Zeus, cuyo porte competía con un templo anterior dedicado a Artemisa Leucofriene. También se hallaron restos del ágora o de un teatro. Si bien es cierto que muchos de los materiales excavados fueron llevados a museos europeos y tras eso, el enorme yacimiento pasó a un tiempo de abandono.
No fue hasta los años finales del siglo XX, cuando la arqueología turca se volvió a hacer cargo del conjunto y volvieron brotar las maravillas. Entre las cuales por volumen y dimensiones del trabajo realizado hay que citar el gran estadio de Magnesia. Una obra magnífica comparable con el gran Estadio Panatenaico de Atenas.
Toda su estructura estaba enterrada bajo toneladas y toneladas de materiales, por lo que su excavación fue un duro trabajo. Pero por fin salieron a la luz los restos de una construcción que pudo tener una capacidad de hasta 30.000 personas y donde aparecieron detalles artísticos de enorme interés, como los relieves que aludían las distintas competiciones que aquí se celebraban periódicamente.