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Los templos griegos

Publicado por A. Cerra
Órdenes griegos

Órdenes griegos

El prototipo de templo griego se remonta al siglo VII antes de Cristo. Y a partir de ese momento, con escasas variaciones se difundió por todo el territorio heleno durante los siglos posteriores.

Hay templos griegos de orden dórico, jónico y corintio. El orden dórico es el más antiguo de todos ellos, y quizás sean las construcciones más armónicas y equilibradas debido a sus estudiadas proporciones.

Su estructura se basa en una planta rectangular que queda cercada con una columnata que es el soporte de una cubierta de doble vertiente. Esta cubierta cobija bajo ella la cella o naos, donde se situaba la estatua de la divinidad bajo cuya advocación estaba el templo. Y esta naos o cella podía estar rodeada por una única columnata en los templos más sencillos o por varias en las construcciones más ostentosas.

Para definir los distintos órdenes en los que se clasifica la arquitectura de la Grecia clásica, el elemento base en el que queda definido es la columna. Es el elemento vertical y de sustentación que sirve para clasificar los tres órdenes.

El orden dórico es el más sencillo de todos ellos, ya que se trata de una columna que generalmente carece de basa, mientras que el fuste de la columna está recorrido por estrías. Y como elemento final de la columna aparece el capitel compuesto por una parte baja almohadillada y otra superior cuadrada. La columna dórica soporta todo el entablamento que en la parte superior y bajo cubierta recorre el edificio.

Este entablamento a su vez se compone de una estructura horizontal, cuya parte inferior es el arquitrabe que es liso. Mientras que la parte superior muestra paneles con relieves denominados metopas, que se separan entre sí por lo triglifos, que no son otra cosa que piezas con tres acanaladuras o estrías. Toda esta estructura junto a los muros interiores de la naos o cella eran el soporte para la cubierta a dos aguas, en cuyos frentes, en ambos mostraba un tímpano triangular que era el espacio idóneo para colocar diferentes esculturas.

A todo este derroche de armonía arquitectónica y de decoración escultórica habría que sumarle que en origen los templos griegos irían potentemente policromados, una pintura que lamentablemente no ha llegado hasta nuestros días, pero de la que se tiene constancia gracias a las descripciones escritas que nos han llegado desde aquellos tiempos.

En definitiva, esta estructura básica de los templos dóricos se mantuvo durante siglos, y únicamente elementos decorativos son los que cambian con los órdenes posteriores: el jónico y el corintio, si bien la esencia de este tipo de edificios religiosas ya había quedado definida.

En cuanto al orden jónico, como ya se ha dicho hay que mirar a sus columnas para definirlo. Se trata de columnas más altas que las dóricas, y las diferencias principales se encuentran en el fuste de la columna que es acanalado y en el capitel que tiene dos volutas a los lados. Mientras que otra diferencia entre el orden dórico y el jónico es que en el entablamento se desarrolla un friso corrido con relieves.

Este friso corrido se mantiene en el siguiente orden arquitectónico griego: el orden corintio. Es de todos el más ornamental y el que más esbeltez proporciona los edificios, ya que el elemento base es una columna proporcionalmente muy delgada respecto a la altura, con el fuste con muchas acanaladuras lo que proporciona un mayor dinamismo visual y todo ellos coronado por un capitel compuesto con una sucesión de hojas de acanto.