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La decoración en los templos griegos (III)

Publicado por Chus

metopa-partenon.jpgLas metopas son los espacios casi cuadrados que alternan con los triglifos en los frisos del orden dórico, por lo que resultan más fáciles de decorar que los extensos pero difíciles frontones. No obstante, si el artista quiere que la imagen sea inteligible desde lejos, debe ser cuidadoso en la elección del momento que va a ilustrar y no realizar más de tres o cuatro figuras.

En el Tesoro de los sicionianos en Delfos (un Tesoro era un pequeño edificio situado en un santuario panhelénico para guardar las dedicatorias y ofrendas de la polis que lo construyó) se esculpió una metopa (conservada en el Museo de Delfos) hacia el año 560 antes de Cristo en la que aparecen tres héroes marchando y llevando unos bueyes que habían robado en un asalto de ganado. Las tres figuras verticales paralelas ocupan toda la altura de la metopa y, llevan las lanzas inclinadas en un mismo ángulo y marcan el paso con el ganado, cuyas patas quedan en el fondo del relieve.

El Templo de Zeus en Olimpia no tenía talladas las metopas exteriores, pero sí las doce situadas sobre los pórticos, seis sobre el frontal y seis sobre el posterior que, ilustran los “Doce trabajos de Hércules”, por lo que aparece un trabajo en cada una de ellas. Una de ellas recoge el trabajo encargado a Hércules de recoger las manzanas de la inmortalidad del jardín de las Hespérides, en el momento en que el héroe convenció a Atlas para que le trajese las frutas, mientras él sostenía los cielos en su lugar, por lo que vemos a Atlas avanzando llevando las manzanas en sus manos extendidas y observamos a Hércules enfrente llevando la pesada carga sobre sus hombros, mientras Atenea (su protectora), majestuosa e inmóvil, levanta una mano para ayudarle. En esta escultura el artista ha sabido reflejar las figuras de perfil (Hércules y Atlas), pero también de frente (cuerpo de Atenea), mostrando una perfección técnica destacada. Otra de las metopas muestra al héroe luchando con el monstruoso toro de Creta, en una composición basada en dos diagonales atravesadas, que hace que las dos figuras aparezcan especialmente más grandes que otras de las presentes en las metopas. Un eficaz recurso para que el espectador perciba la intensidad de la lucha fue el giro de la cabeza del enorme toro que le obliga a hacer para mirarlo de frente. Se trataba de una composición dinámica, muy apreciada por artistas posteriores, ya que la misma estructura se utilizó en alguna de las metopas del Partenón.

El Partenón estaba decorado no solamente en los enormes frontones, sino que también fueron talladas las noventa y dos metopas del exterior del templo, entre el 447 y 442 antes de Cristo. Las del lado sur, son las mejor conservadas de todas, representando la lucha entre centauros (seres míticos con medio cuerpo de hombre y medio de caballo) y lapitas. En una de las metopas, un hombre y un monstruo forcejean enérgicamente para separarse y, la tensa lucha queda acentuada por el juego de luz y sombra de los pliegues del manto que tiene el lapita que le cuelga por hombros y brazos. Es destacable la sutileza y detalles de la anatomía del humano, lo mismo que el torso del centauro, que representa la musculatura con detallismo, precisión y con gran incidencia del juego de luces y sombras.