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Templo de Atenea Niké

Publicado por A. Cerra
Templo de Atenea Niké

Templo de Atenea Niké

Este templo de la Grecia Clásica es uno de los edificios que conforman el conjunto arqueológico de la Acrópolis de Atenas. Se sitúa prácticamente tras pasar los monumentales Propíleos que sirven de espectacular entrada al recinto histórico. Y forma parte de la triada de grandes templos de la colina de la Acrópolis ateniense, junto al Partenón y el Erecteion.

La construcción de este templo se inició en el año 427 antes de Cristo, tan solo dos años más tarde de la muerte de Pericles. Y las obras se prolongaron durante tres años, si bien toda la decoración escultórica tardó un poco más en acabarse y no fue concluida definitivamente hasta el 410 a. C.

Lo que hoy se observa es una reconstrucción, ya que el templo de Atenea Niké fue prácticamente demolido durante el asedio de los turcos a la capital de Grecia en 1687. Sin embargo, varios arquitectos europeos establecidos en Atenas durante el periodo del arte neoclásico, evidentemente fascinados por la arquitectura de la Antigua Grecia, recuperaron a partir de 1835 gran parte de los mármoles que componían el edificio y decidieron reconstruirlo. Se puede considerar una de la primeras restauraciones que se llevaron a cabo en este lugar, concretamente se trató de una restauración cuyo denominación es anastílosis, porque consiste en reconstruir el edificio en su mismo emplazamiento a partir de los elementos desplomados, y dejando bien visibles aquellos elementos nuevos que se incorporaron por la falta de restos antiguos.

El resultado es el de un edificio construido en mármol pentélico de casi siete metros de altura y con una planta de poco más de 8 fondo por unos 5,40 metros de ancho. Todo él realizando siguiendo las premisas del orden jónico, algo especialmente visible en los pórticos delantero y trasero donde se elevan cuatro columnas en cada uno. Estos pórticos cierran la cella interior o sala principal donde se situaba la gran escultura de la diosa que le da nombre al templete. Esta escultura estaba completamente rodeada por muros salvo por el punto de entrada. Aunque la entrada hasta este espacio más sagrado estaba sumamente restringida, y tan solo ciertos sacerdotes y grandes personalidades tenían acceso hasta ahí. Mientras que el resto de la población realizaba procesiones en honor a la diosa Atenea Niké y dejaba sus ofrendas en el exterior del templo.

También es propio del jónico el friso corrido con altorrelieves que recorre los cuatro lados del edificio. Si bien, los únicos originales son los que se encuentran en el lado este, y el resto son vaciados hecho a partir de los paneles originales, que como tantos otros restos de los templos de la Acrópolis de Atenas, se guardan en el British Museum de Londres.

En estos relieves se reconocen diferentes figuras de la mitología griega, especialmente a Atenea y a Zeus, acompañados de su corte de deidades del Olimpo. Pero además también están representadas varias escenas de batallas de la Guerras Médicas, en las que los griegos lucharon durante el siglo V antes de Cristo contra los persas.

El Templo de Atenea Niké no solo es significativo por su arquitectura y su historia, sino también por su simbolismo. Atenea Niké, la diosa de la victoria, era una figura central en la religión y la mitología griega. Su culto estaba asociado con la protección de la ciudad y la garantía de victorias en las batallas. La ubicación del templo en la Acrópolis, un lugar de gran importancia estratégica y religiosa, subraya la relevancia de la diosa para los atenienses.

Además, el templo es un ejemplo destacado de la habilidad técnica y artística de los antiguos griegos. Los detalles en los frisos y las proporciones elegantes del edificio reflejan un alto nivel de maestría en la escultura y la arquitectura. La utilización del mármol pentélico, conocido por su pureza y durabilidad, añade una dimensión adicional de belleza y resistencia al templo.

Durante el período otomano, el templo sufrió daños significativos y fue utilizado como puesto de vigilancia debido a su posición estratégica. Esto contribuyó a su deterioro, pero también a su posterior redescubrimiento y restauración en el siglo XIX. La anastílosis realizada en el templo es un testimonio del interés y el respeto que la arquitectura clásica griega ha suscitado a lo largo de los siglos.

Hoy en día, el Templo de Atenea Niké sigue siendo un punto de interés para turistas y estudiosos de todo el mundo. Su restauración ha permitido que las generaciones actuales y futuras puedan apreciar la grandeza de la arquitectura griega clásica y entender mejor la cultura y la historia de la antigua Atenas. Además, el templo ofrece una vista impresionante de la ciudad de Atenas y sus alrededores, lo que lo convierte en un lugar ideal para la contemplación y la reflexión sobre el pasado glorioso de Grecia.

Finalmente, es importante mencionar que el Templo de Atenea Niké, al igual que otros monumentos de la Acrópolis, está bajo la protección de diversas organizaciones internacionales que velan por su conservación. Estos esfuerzos aseguran que el templo continúe siendo un símbolo de la rica herencia cultural de Grecia y un testimonio perdurable de la ingeniosidad y la devoción de sus antiguos constructores.