Atenea Lemnia de Fidias
Fidias era, sin ningún género de dudas, el artista más prolífico y destacado de la Atenas de Pericles pero además el escultor ha pasado a la historia como el mejor “retratista” de la diosa Atenea. Son numerosas las obras en las que el artista representó a la diosa de la guerra y la sabiduría, pero en esta ocasión nos centraremos en la escultura conocida como la Atenea Lemnia, cuyo original realizado en bronce se han perdido y tan sólo se conoce a través de copias romanas realizadas en mármol o bien a través de las fuentes historiográficas y representaciones de la misma en cerámicas o grabados.
La obra debió de formar parte de las esculturas de la Acrópolis de Atenas junto con otras esculturas de la diosa la Atenea Partenos o la Atenea Promacos. Según Pausanias la Atenea Lemnia es la más digna de todas las esculturas o relieves realizados por Fidias; la pieza medía unos dos metros de altura y fue realizada en bronce a través de la técnica de la cera perdida. Su nombre está ligada a los comitentes que la encargaron: Pericles envió a mediados del siglo V a.C. a un grupo de hombres para colonizar la isla de Lemnos, éstos en agradecimiento a la diosa y al propio Pericles por llegar salvos a Lemnos enviaron dinero a Atenas con el fin de levantar una escultura a la diosa de la ciudad.
En esta ocasión la diosa no se ha representado como una guerrera sino como una diosa de la paz. Atenea aparecía vestida con el peplo clásico que tenía una gran abertura en un lateral y una cincha bajo el pecho. Con la mano derecha sostenía su casco hacia el que miraba fijamente mientras la égida descansaba sobre su pecho y con la mano izquierda sostenía su lanza. En el modelado de la escultura se apreciaba ya los indicios de la conocida técnica de las paños mojados por la que el artista representaba los ropajes de las esculturas femeninas como si estuvieran húmedos mojados de manera que el estudio anatómico de las piezas resultaba más detallado y realista; Fidias será el mejor exponente de la técnica de los paños mojados que posteriormente desarrollará con gran maestría en los relieves del Partenón.
El rostro de la Atenea Lumnia sigue las pautas de la belleza clásica, los ojos ligeramente almendrados se enmarcaban bajo unas cejas bien definidas; la nariz recta y fina destacaba sobre los pómulos planos, poco perfilados, en donde se aprecia el recuerdo de las obras de Policleto. Pero sin duda lo más destacado de la escultura es su peinado, la diosa lleva el cabello recogido a través de una cinta lisa en donde se aprecian los mechones ondulantes que el artista ha trabajado de manera individualizada. Este mismo recurso de la cinta o taenia fue muy utilizado en la época renacentista por Miguel Ángel tanto en la pintura – se puede apreciar repetidamente en los frescos de la Capilla Sixtina- como en la escultura.
En la actualidad podemos encontrar dos grandes copias de la escultura, un busto que se conserva en el Museo de Arqueológico de Bolonia y una copia de cuerpo entero en la Staatliche Kunstsammlungen de Dresde.