Templo Hera I o Hera Paestum
La arquitectura griega está dominada, sin lugar a dudas, por los órdenes clásicos que marcan una serie de normas o pautas en la construcción de los edificios, no obstante en algunas ocasiones las licencias creativas de los artistas van mucho más allá de la interpretación de los órdenes de manera que éstos quedan supeditados a la creatividad de los hombres. El templo de Hera I, también conocido como Templo de Hera Paestum o La básica de Posidonia, es uno de los mejores ejemplos de la libre interpretación de los órdenes griegos es una época muy temprana.
Sin embargo las libertades creativas de este templo parece que son más el fruto del colonialismo que de la imaginación de los artistas, en este contexto debemos destacar como la conocida ciudad de Paestum de la que hoy tan sólo se conservan unas ruinas en las proximidades de la actual Nápoles, fue en su origen una colonia griega –Poseidonia- fundada en torno al siglo VII a.C. Paestum recogería las influencias de los pueblos del Mediterráneo así como las tradiciones de otras colonias griegas que explican su gran originalidad.
El templo de Hera I debe entenderse en el contexto de otras construcciones similares que en un escaso periodo de tiempo se levantaron en Paestum, así también se conservan los restos de un templo dedicado a Hera y otro a Poseidón que curiosamente se conoce con el nombre de Hera II.
La obra que aquí nos ocupa es la más temprana de todas estas construcciones y ya fue estudiada en el siglo XVIII cuando los arqueólogos de la época la confundieron con una basílica romana, de ahí el sobrenombre de Basílica de Posidonia. En la actualidad, tan sólo permanecen en pie la columnata exterior con parte del entablamento –el arquitrabe completo y algunas partes del friso- al igual que los arranques de la distribución de la cella. Todos los restos hallados han sido construidos en mármol de travertinos aunque según los expertos parece ser que el templo también contaba con algunas zonas construidas en terracota y policromadas.
Nos encontramos ante un templo de orden dórico y períptero, ya que estaba completamente rodeado de columnas; es eneástico –un aspecto muy arcaico ya que en época posteriores se optará por los templo con número de columnas pares- al contar con nueve columnas en cada una de sus fachadas cortas y éstas arrancan sin basa como corresponde a su orden, desde el estilóbato. Los capiteles de la columnata remiten a la antigua arquitectura micénica con decoración de elementos vegetales.
En el interior de la naos una fila de ocho columnas divide la estancia en dos zonas, cada una de las cuales tiene acceso directo; fue precisamente este hecho tan poco habitual lo que hizo pensar que el edificio se tratase de una basílica, sin embargo hoy en día los historiadores del arte plantean la posibilidad de una doble advocación del templo para explicar esta singular cella. Completando la distribución interior encontramos también la pronaos y el opistodomos o cámara del tesoro.