Iglesia San Tirso en Sahagún
La pequeña localidad de Sahagún en la provincia de León, es uno de los focos fundamentales de la estética mozárabe. Parece ser que la peculiar localidad de Sahagún se convirtió en uno de los puntos de referencia dentro del Camino de Santiago, esto explicaría el hecho de que en sus inmediaciones se levantase un importante cenobio y que allí apareciesen las primeras manifestaciones de un arte, que tan sólo se ha desarrollado en la Península Ibérica y que conocemos con el nombre de mudéjar o románico-mudéjar. Con el término mudéjar tratamos de designar a un conjunto de manifestaciones artísticas –surgidas principalmente en el campo de la arquitectura- que si bien presentan características propias del estilo románico, se han introducido elementos de la estética hispanomusulmana tanto en la estructura como en la decoración.
Así encontramos en San Tirso una construcción cuyo origen parece datar a principios del siglo XII y en las últimas décadas de la centuria ya estaría terminada. La construcción merece un valor especial no solo por tratarse de una de las primeras construcciones de estilo mudéjar sino porque además sirvió como modelo para otras iglesias de los alrededores apareciendo así un estilo peculiar dentro del propio mudéjar que se conoce como mudéjar castellanoleonés y cuya base se encuentra en la iglesia de San Tirso de Sahagún.
Se trata de un pequeño templo de tres naves y crucero no marcado en planta con cabecera triabsidal y semicircular. Las naves están formadas por cuatro paños o módulos y sustentadas con arcos formeros de medio punto que se apoyan en pilares o columnas de tipo cruciforme. En la zona del crucero se han utilizado arcos de medio punto en los que se aprecia una ligera herradura. La zona del presbiterio presenta un amplio desarrollo que da paso a las capillas semicirculares de las cuales, la mayor presenta un amplio desarrollo.
Pese a todo el interior del templo no es lo más destacable del conjunto de San Tirso ya que éste fue susceptiblemente modificado en épocas posteriores; lo más interesante del conjunto es, sin lugar a dudas su magnífico exterior. Es en la zona exterior de la cabecera donde aparecen las formas más interesantes, lo primero que nos llama la atención es la combinación de materiales típica de la estética mudéjar, en la zona inferior se han utilizado hiladas de piedra, sillarejo, que posteriormente se combinan con ladrillo, un recurso que se utiliza tanto de manera estética como estructural.
En la cabecera observamos una laboriosa decoración que se diferencia en el ábside central y los laterales: mientras que en el ábside central la zona inferior se ha decorado a base de arcos de medio punto dobles y ciegos, que se entrelazan unos con otros, la superior presenta arcos de medio punto también ciegos pero inscritos en un cuadrado. Los ábsides laterales presentan la misma decoración pero en orden inverso. Sobre el tramo recto que da acceso a la capilla central se ha levantado una magnífica torre hecha en ladrillo con múltiples vanos que se van reduciendo paulatinamente según nos elevamos en altura.