Iglesia de las santas Justa y Rufina en Maluenda
Ya hemos hablado en alguna ocasión de que el arte mudéjar es un estilo artístico que únicamente se ha practicado en España, dado que aquí convivieron durante gran parte de la Edad Media las tres culturas: cristianos, musulmanes y judíos, y eso sirvió para que se fusionaran muchas tradiciones para crear cosas nuevas, entre ellas este bello arte en el que se usan los materiales típicos de los musulmanes como es el ladrillo o la cerámica para crear espacios cristianos, que además en muchas ocasiones se decoran con elementos de inspiración islámica.
Los ejemplos en algunas regiones españoles son muchísimos, y una de las más ricas en este sentido es Aragón, donde incluso su arte mudéjar está declarado Patrimonio de la Humanidad. Y no solo hablamos del arte más conocido de ciudades como Zaragoza donde está el Castillo de la Aljafería o Teruel con su gran repertorio de torres e iglesias mudéjares. En realidad, las muestras de este tipo de arte abundan en muchos pueblecitos del medio rural. Por ejemplo, en el caso de Maluenda que aquí nombramos, donde no solo se conserva esta elegante iglesia de las santas Justa y Rufina, sino que también guarda partes de la construcción mudéjar en la iglesia más antigua de la localidad, la de la Asunción que se comenzó a construir en el siglo XIII.
Al siglo siguiente se iniciaría la construcción este otro templo dedicado a las dos santas. Su aspecto exterior es como contenido, con esas dos pequeñas torres simétricas en sus lados, y de alguna forma no parece anticipar la joya que hay en su interior. Es un templo típicamente mudéjar, sobre todo en lo referente a su ábside y la galería de arcos de la cabecera. Mientras que las tres naves de la iglesia se cubren con las bóvedas de crucería habituales del arte gótico, plasmando esa peculiar fusión artística que es el mudéjar.
Lo más emblemático del interior del templo es su decoración interna que se basa en los atauriques islámicos usados para los ventanales, si bien, no todos han resistido el paso de los siglos. Y en realidad, podemos ver que con el tiempo se han ido incorporando detalles ornamental de épocas variadas desde el púlpito de estilo flamígero con aires musulmanes hasta los azulejos del presbiterio colocados en el siglo XVI.
El hecho es que este templo que no suele salir en los manuales de la historia del arte, plasma a las mil maravillas el estilo de fusión que representa el arte mudéjar. Que incluso llega a combinar e integrarse a la perfección con formas artísticas realizadas con mucha posterioridad, eso sí siempre manteniendo su propia personalidad y estética.