Artesonado del Salón del Trono de la Aljafería
En otra ocasión ya os hablamos de una de las mejores fortalezas de origen musulmán que se conservan en España. El Castillo de la Aljafería de la ciudad de Zaragoza que representa a la perfección lo que fue el periodo de los reinos de taifas en la península Ibérica.
Pero este castillo ha tenido un uso reiterado durante siglos, y se fueron incorporando otros elementos en épocas posteriores. Así que hoy os vamos a hablar de una joya de estilo mudéjar que se guarda en su interior. Se trata del artesonado mudéjar que cubre el Salón del Trono de esta fortaleza que se convirtió en palacio.
De hecho, se construyó cuando la Aljafería se convirtió en palacio real de los Reyes Católicos. Y esta sala tendría unos usos protocolarios. Fue entonces cuando se construyó un artesonado tan decorativo en el techo, el cual contrasta con las paredes limpias del gran salón, y es que sobre ellas se colocarían tapices y otros elementos móviles, siempre de bastante lujo.
El artesonado está íntegramente realizado en madera. Una madera tallada y policromada, en la que destacan los elementos dorados en muchos motivos geométricos de clara inspiración mudéjar. De hecho, es una techumbre mudéjar igual que la de la Catedral de Teruel, pero en este caso, además de ciertas novedades técnicas desde un punto de vista constructivo, tampoco tiene tanta pintura. En cambio sí que hay muchos más motivos labrados en la madera en forma de piñas colgantes, infinidad de formas vegetales y geométricas, además de los emblemas de los monarcas, representados con el yugo y las flechas con el lema “Tanto Monta”
Vemos 30 casetones cuadrados en los que se funde los motivos mudéjares con la tradición cristiana del gótico. Así hay hojarasca, lazos, palmetas, roleos, estrellas, rosas, etc.
Y por supuesto también es gótica la caligrafía que a modo de friso recorre toda la parte baja de la techumbre, en la que también hay que destacar la galería practicable abierta con más de 80 arcos conopiales. Una galería en la que seguramente se asomaban las damas durante las sesiones oficiales que aquí se celebraban. Si bien este Salón del Trono, los investigadores opinan que también tuvo un valor más festivo, siendo el lugar predilecto de palacio para la celebración bailes o ciertos banquetes.
En definitiva, que esta obra de finales del siglo XV es fruto de una larga tradición artística morisca, mudéjar y cristiana, una fusión estética de lo más enriquecedora y que es un caso único en el arte europeo de la época.