Castillo de la Aljafería
Esta fortaleza palaciega de origen musulmán se encuentra en la ciudad española de Zaragoza, y fue construido a lo largo de la segunda mitad del siglo XI, cuando esta ciudad se llamaba Sarakusta y era la capital de uno de los muchos reinos de taifas que componían los territorios peninsulares dominados por monarcas musulmanes.
No obstante, cuando el rey Alfonso I el Batallador conquista la ciudad en el 1118, el castillo se convierte en palacio cristiano, y a partir de ahí se van suceder infinidad de cambios, reformas, reconstrucciones y ampliaciones en su arquitectura original. Por ejemplo, en el siglo XIV durante el reinado de Pedro IV se construyeron varias capillas en su interior. Posteriormente, en tiempos de los Reyes Católicos, pese a que ellos nunca residieron ahí, hicieron construir en su interior todo un palacio nuevo en el que abundan los salones ampulosos.
Incluso, más tarde, a finales del siglo XVI, por órdenes de Felipe II se incrementaron sus elementos defensivos y su apariencia de fortaleza. Y no acaban aquí las transformaciones históricas ya que ha sido sede del Tribunal de la Inquisición, prisión o acuartelamiento de las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia.
El caso es que desde su apariencia original hasta su aspecto actual ha cambiado enormemente, pero por fortuna tras un largo periodo de ruina, hoy está restaurado con el criterio de que sea comprensible su larga historia y su amalgama de estilos arquitectónicos.
No obstante, su extraordinario valor artístico reside en los restos recuperados de la arquitectura musulmana. El sultán de la dinastía Hudi que lo mandó construir fue Abu Yafar ibn Suleyman, de ahí el nombre de “al-yafariyya”, cuya evolución la convirtió en Aljafería. Si bien ese mismo rey en persona hizo llamar a su castillo “Palacio de la Alegría”, por la belleza de una construcción con la que pretendía impresionar a los embajadores y gobernantes que recibía en sus estancias.
La parte más antigua del castillo es la Torre del Trovador. Un torreón defensivo de planta cuadrada y cinco pisos en altura, cuyos orígenes se remontan a antes de la construcción de La Aljafería, concretamente hacia finales del siglo IX, en tiempos del califato cordobés. Y por entonces tan solo era una torre defensiva y de vigilancia, que más tarde fue aprovechada e integrada en el nuevo palacio.
Ese palacio islámico tuvo planta rectangular, rodeada de murallas y torreones semicirculares. Y el acceso era por medio de un gran arco de herradura. En el interior un bello patio con jardín organizaba la distribución de estancias. Y también aparece un pequeño oratorio orientado hacia La Meca. De todo ello se han reconstruido las arcadas y se han recuperado muchos de los atauriques ornamentales que recuerdan sin duda a las formas artísticas del yacimiento de Medina Azahara, en la provincia cordobesa. Donde también se encuentra la mezquita de Córdoba, cuya construcción es anterior a La Aljafería, pero cuya influencia artística llegó hasta ciertos elementos de la arquitectura civil islámica de los Reinos de Taifas, entre la cual uno de los monumentos más esplendorosos es La Aljafería de Zaragoza.