La arquitectura de la Bauhaus en Tel Aviv
El conjunto de arquitectura Bauhaus de la ciudad israelí de Tel Aviv es realmente impresionante, tanto por su cantidad como por su calidad. Tanto que está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Y esa profusión de edificios de un estilo originario de Alemania hay que buscarlo en el desarrollo histórico del territorio germánico y el ascenso de Partido Nazional Socialista de Adolf Hitler en Alemania, lo que hizo que muchos arquitectos hebreos se fueran de su Alemania natal en los años 30 del pasado siglo XX para establecerse en Israel. Adonde llegaron con todo lo aprendido allí, sobre todo las influencias de uno de los creadores más influyentes del momento, Walter Groepius y su escuela de la Bauhaus.
Muchos de esos arquitectos recalaron en la moderna ciudad de Tel Aviv, el pleno crecimiento por aquellos años, de manera que las autoridades aprovecharon la llegada de ese talento para diseñar el urbanismo de la ciudad adaptando la modernidad de la Bauhaus a clima y el territorio. En ese sentido se entiende el predominio de los colores claros de las fachadas, sobre todo el blanco, de hecho Tel Aviv tiene el sobrenombre de la Ciudad Blanca.
No obstante, hay más características arquitectónicas emblemáticas en la ciudad, como es el tipo de ventanas que no favorecen la entrada de calor o la idea de las elevaciones sobre pilares para permiten la circulación del aire. Pero además hay que entender que este estilo cuadraba mucho con el momento histórico del país, ya que en ambos casos se abogaba por crear de la nada, y así se construyeron unos 4.000 edificios.
Los más hermosos y mejor conservados se encuentran en las diferentes vías del centro histórico de la ciudad, y especialmente en el Rothschild Boulevard. De esta forma caminando por este paseo se pueden ver lo que son las características básicas que definen el movimiento Bauhaus. Es una arquitectura en la que prima la funcionalidad, donde se atiende a economizar en los materiales, y desde luego todo se inspira en líneas puras, aunque sean curvas como en los balcones.
El conjunto tiene una clara geometría, y la organización tiende a la horizontalidad, si bien de vez en cuando algún elemento más vertical sirve de contrapunto. Y los detalles decorativos escasean, y cuando los hay tienen cierto significado como algunas ventanas circulares que evocan a los barcos en los que llegaban los judíos para asentarse en el país.