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San Andrés de Mantua, Alberti

Publicado por Laura Prieto Fernández

La basílica de San Andrés en Mantua fue realizada por el arquitecto renacentista Leon Battista Alberti (1404- 1472). La obra fue encargada por el II Marqués de Mantua, Ludovico Gonzaga, y el lugar escogido fue el emplazamiento de un antiguo monasterio perteneciente a la orden benedictina. El templo debía albergar la reliquia más importante de la ciudad, la sagrada sangre de cristo, y dar cabida a los miles de peregrinos que llegan para adorarla.

Las obras comenzaron en 1462 y se dilataron durante más de trescientos años; es considerada como una de las mejores obras arquitectónicas de Alberti a pesar de las distintas modificaciones que se produjeron en el proyecto tras su muerte.

La iglesia presenta una planta de cruz latina con un espectacular desarrollo interior. Los laterales de la nave son horadados con seis capillas laterales que se presentan de forma alterna: mientras unas capillas adquieren un espectacular desarrollo en altura, están abiertas a la nave principal a través de un arco de medio punto y aparecen rematadas por una bóveda casetonada; las alternas son pequeñas capillas cuyo acceso se realiza a través de una sencilla puerta adintelada sobre la que aparece un enorme ovalo como motivo decorativo, estas capillas han sido horadadas en el mismo contrafuerte que contrarresta los empujes de la bóveda de cañón que cubre todo el espacio.

La nave da acceso a un crucero abovedado con un importante desarrollo en planta. Especial atención la enorme cúpula sobre pechinas que ocupa el espacio central pese a ser construida tras la muerte del humanista por el arquitecto Filippo Juvarra, de hecho parece ser que ni la cúpula ni tan siquiera el crucero se encontraban en los planos originales de Alberti y fueron modificaciones posteriores. La iglesia aparece rematada por un solo ábside semicircular de gran desarrollo.

Sin embargo la verdadera importancia de su planta radica en la disposición alternante de las capillas laterales ya que sería el modelo en el que se inspiraría Vignola para realizar su iglesia del Gesú, iglesia prototípica de la orden jesuita y que tantas veces fue repetida.

Pero si importante es su interior su exterior y especialmente su fachada no se queda atrás. Alberti ideó la fachada de San Andrés con gran unidad y armonía. La zona central se articula como un gran arco de triunfo que sigue los modelos de la Roma imperial. Este arco -realizado en ladrillo y recubierto con materiales nobles- actúa como pórtico o nártex de la construcción, su intradós está casetonado y es flanqueado pilastras de orden corintio. El magnífico arco es flanqueado por pilastras, que de nuevo se realizan en orden corintio, y entre éstas se abren vanos superpuestos: el de abajo adintelado y los dos superiores en forma de arco de medio punto. La fachada aparece rematada con un frontón de tipo triangular un tras éste un elemento con función desconocida que imita al paño de una bóveda.

La gran innovación de Alberti en la construcción exterior del templo ha sido crear un espacio armonioso y proporcionado sirviéndose de elementos de la antigüedad pagana, el arco, reinventando su función y ubicación.