Templo de Ise
Esta construcción tradicional japonesa está datada durante el periodo Kofun que abarca los siglos IV y V. Es precisamente durante el periodo Kofun cuando los templos de la religión sintoísta van adquiriendo una mayor complejidad constructiva, ya que no hay que olvidar que en sus orígenes los creyentes del Sintoísmo no necesitaban de templo alguno para venerar a sus kami o espíritus naturales, y les bastaba con un espacio abierto para congregarse y celebrar sus ceremoniales.
En cambio, durante el periodo Kofun, los templos comienzan a tener alrededor de los espacios más sagrados otras construcciones auxiliares como salas de ofrendas o casas de tesoros. Y precisamente es en el templo de Ise donde se inicia con esta tradición, lo que hace de este conjunto monumental un lugar especialmente venerado por el pueblo nipón, que por la antigüedad de la construcción y la belleza del lugar hacen de él casi un símbolo nacional para los japoneses.
En realidad, el templo de Ise está formado por dos santuarios. El primero es el naiku o Ise interior que está bajo la advocación de la diosa del sol o Amateratsu. Y el segundo es el geku o Ise exterior, dedicado en este caso a la diosa del grano o diosa agosto, a la que se le pedía la abundancia de alimentos. Ambos conjuntos en la práctica son idénticos entre sí, aunque el naiku es anterior al geku.
Cada uno de los dos santuarios está constituido por cuatro recintos de planta rectangular rodeados por una empalizada de madera. El acceso hasta estos espacios se hace atraviesan los tori o puertas monumentales. Los fieles en realidad solo pueden llegar hasta la puerta del segundo de los recintos, siendo el resto de acceso restringido por su carácter sacro, especialmente el cuatro recinto, el de menor tamaño pero de mayor importancia.
Todo se construye a partir de elementos naturales, madera, tierra, juncos, paja, y aquí excepcionalmente aparece la piedra, pero no es habitual en la arquitectura tradicional japonesa, ya que se trata de una arquitectura cuyo material predominante es la madera. Esto evidentemente a lo largo de la historia ha hecho que muchos templos se hayan incendiado o simplemente se hayan ido deteriorando. Por eso existe todo un ritual establecido que obliga a la reconstrucción de todos los templos de forma regular, y siempre respetando la arquitectura original, por eso los tradicionales templos sintoístas pueden que estén reconstruidos hace pocos años, pero en cambio su aspecto es totalmente idéntico al que tuvieron hace siglos.
La ubicación de este conjunto religioso se debe a que ya antes de su construcción el lugar ya era un paraje natural al que acudían los fieles a realizar sus ceremonias.
En sus comienzos el templo de Ise tan solo era accesible para la familia real, la cual por otra parte sufragaba su mantenimiento. Si bien, durante el siglo XV, la familia real había perdido mucho poderío económico, y entonces se decidió que pudiera entrar la población llana, con lo cual se buscaba que entre toda esa población pudieran lograrse nuevos patrocinios para el mantenimiento del templo.