Pinturas rupestres de Tito Bustillo
Las pinturas rupestres de la Cueva de Tito Bustillo en Asturias son uno de los conjuntos artísticos primitivos más destacados de la época magdaleniense. La cueva que también es conocida como El Pozu´l Ramu se encuentra ubicada en la localidad de Ribadesella y según los estudios arqueológicos su datación estaría situada entre el año 22.000 y el 10.000 a.C. Tanto la calidad de las pinturas como su grandísima variedad han hecho que Tito Bustillo se convierta en uno de los enclaves rupestres más destacados de la Cornisa Cantábrica siendo declarada Patrimonio de la Humanidad en el 2008.
En torno al año 1968 un grupo de arqueólogos se adentraron en una pequeña sima conocida por aquel entonces como Pozu´l Ramu, en su interior encontraron dos de los principales conjuntos artísticos de la cueva, el Panel Principal y el Camarín de las Vulvas. Unos pocos días después uno de los miembros del equipo Celestino Fernández Bustillo, más conocido como Tito Bustillo, perdía la vida en un desafortunado accidente en la montaña. La cueva desde entonces pasó a llevar su nombre.
La calidad del descubrimiento fue tan importante que distintos grupos arqueológicos se trasladaron al lugar para llevar a cabo todo tipo de estudios. Finalmente en 1970 el Patronato de Cuevas Prehistóricas de Asturias decidió llevar a cabo una intervención en la sima horadando una nueva entrada que diera acceso directo al interior de la cavidad.
Desde este nuevo acceso se llega a una cavidad de tres metros de anchura y quinientos metros de longitud, en la que se haya cobijada bajo una hornacina una vulva femenina que alude a la fecundidad femenina. Tras esta sala, un nuevo espacio donde convergen los tres brazos con los que cuenta la cueva y en donde encontramos la figura de un caballo realizado en color rojizo.
El brazo derecho parece ser que pudo ser utilizado para cocinar y alimentarse ya que en él se han encontrado una gran cantidad de útiles prehistórico; pero sin duda será el brazo izquierdo de la ramificación el que nos lleve hasta la zona más destacada de pinturas rupestres. En la sala de las pinturas se pueden observar formas geométricas de color rojizo pero también otras manifestaciones artísticas más complejas como los dos ciervos que se delimitan con líneas negras y que se han representado corriendo uno tras otro, un pequeño reno o incluso la representación de un caballo que casi llega hasta los dos metros y que se ha realizado en diversos colores: negro, siena y morado.
En el panel principal nos encontramos con una pared bastante extensa y relativamente lisa que resultaba ideal para la pintura. En ella casi todas las figuras representadas superan los dos metros de altitud y su estado de conservación es relativamente bueno; las formas de las figuras se han delimitado con líneas o bien superficiales o bien horadadas y se han utilizado distintas policromías –negros, rojos, violetas, tierras- que en muchas ocasiones se degradan para conseguir efectos de mayor realismo, así podemos encontrar figuras de cervatillos, renos, bóvidos… etc.