Alicia en el País de las Maravillas de José de Creeft
Esta escultura realizada en bronce a gran escala representa una escena inspirada en el libro Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll. Ahí se sientan alrededor de una mesa a tomar el té varios personajes de esa obra. Están la propia Alicia, pero también el Sombrerero Loco, el Conejo Blanco, el Gato de Cheshire y Lirón.
Es un conjunto situado en el Central Park de Nueva York. El gran pulmón verde de Manhattan donde conviven los espacios abiertos, la vegetación y también varias obras de arte como ésta o un inconfundible Obelisco faraónico traído desde Egipto.
Se trata de una escultura siempre muy concurrida por el público, especialmente por familias. Ya que desde que se colocó se ideó para que fuera como un espacio de juego para los niños, algo muy en consonancia con el espíritu de la obra de Lewis Carroll. De hecho, lo normal es subirse a la mesa a interactuar con los personajes. Y la mejor prueba es que tras décadas de exposición al público, el bronce tiene un pulido y un brillo especial que le ha proporcionado el constante toque de las manos del público.
Está ahí desde el año 1959, cuando la terminó el escultor José de Creeft (1884 – 1982), español de nacimiento pero estadounidense de adopción, ya que ahí vivió la mayor parte de su vida, alcanzando el reconocimiento como artista y también obteniendo la nacionalidad de los Estados Unidos.
José de Creeft nació en la ciudad de Guadalajara, en la región de Castilla La Mancha. Pero siendo joven emigró al París de inicios del siglo XX, que era un hervidero cultural y artístico. Ahí coincidió con muchos artistas españoles asentados en la capital francesa, como por ejemplo Picasso. Pero sobre todo conoció al referente de la escultura de la época: Auguste Rodin, ya de una edad avanzada. Él fue quién le animó a seguir en la escultura y a proseguir con su formación en la prestigiosa Academia Julian. De ahí saliendo dominando la técnica en varios materiales y recibió algún que otro galardón.
Sin embargo, con los años decidió abandonar Francia y cruzar el océano Atlántico para vivir en Nueva York. Ahí llegó en 1929 y ya residió ahí de forma fija durante toda su vida. Realizó infinidad de trabajos y le dedicaron importantes exposiciones. Pero de toda su obra, la que ha alcanzado relieve mundial y mayor popularidad es este grupo de Alicia en el País de la Maravillas. Una obra que realizó por encargo de un potentado estadounidense, que quiso recrear una obra inspirada en este libro, que era el favorito de su esposa.