Cabeza de San Pablo de La Roldana
La producción La Roldana se centró en dos tipos de obras. Por un lado, algunas esculturas de madera policromadas que en muchas ocasiones eran prácticamente de tamaño natural. De este tipo de obras ya os hablamos con anterioridad al presentar una figura de San Miguel Arcángel.
Sin embargo hoy vamos a hablar de su otra vertiente creativa, es decir la figuras y relieves que realizó en barro policromado. De ese material es este gran medallón con la Cabeza de San Pablo, una obra que se encuentra en la Hispanic Society of America, en Nueva York, una institución histórica en la Gran Manzana donde se acumulan muchas obras de arte español, y entre ellas varias de Luisa Ignacia Roldán, La Roldana, llamada así por ser hija del imaginero Pedro Roldán.
Si bien se puede decir que llegó a superar en prestigio a su progenitor, ya que esta artista del Barroco alcanzó el rango de escultora de cámara en la corte real de España, tanto bajo el reinado de Carlos II como después con Felipe V.
La verdad es que durante mucho tiempo, su condición de mujer ocultó algunos de sus logros. Sin ir más lejos, tanto esta cabeza de San Pablo como su pareja dedicada a San Pedro, también en el museo neoyorquino, fueron durante mucho tiempo atribuidas a su padre. Sin embargo, estudios en profundidad le hicieron justicia y se identificaron como obras de ella.
Porque la realidad es que obviamente dio sus primeros pasos en la escultura junto a Pedro Roldán, pero acabó abriendo su propio taller. Y no solo eso, en él trabajaba como ayudante su marido. Su fama y reconocimiento en la época era mucho mayor del que nos podamos imaginar. E incluso llegó a realizar proyectos junto a grandes pintores como Valdés Leal e incluso el Bartolomé Estebán Murillo. Y un pintor de la época como Antonio Palomino la definió del siguiente modo: “su modestia era grande; su pericia, superior; y su virtud, extraordinaria”.
Sin duda por su trabajo tan sutil como elegante estamos ante unas esculturas dignas de considerarse entre las mejores del Barroco español, sin distinguir entre el trabajo realizado por hombres o mujeres. Así ocurrió en su época y en las décadas inmediatamente posteriores a su muerte en 1706. Sin embargo, después su nombre se fue olvidando paulatina e inexplicablemente. Hasta que hace unos años, se redescubrió su trabajo y se revalorizó. Eso ha ayudado a que una de las grandes artistas del periodo del Barroco vuelva a ser considerada como merece.