Dama de Baza
Realizada en piedra caliza esta escultura de época íbera aún conserva abundantes restos de policromía. La obra fue hallada en la década de los setenta en el cerro conocido como El Cepero en Baza provincia de Granada. La tumba en la que fue hallada tiene una planta cuadrada y la escultura estaba acompañada de un rico ajuar funerario.
La dama de Baza pertenece al conjunto de esculturas íberas que poseían una función funeraria, al igual que la Dama de Elche. De hecho ambas obras poseen en una abertura, la Dama de Baza en un lateral y la de Elche en la parte posterior, relacionado con los ritos funerarios de la cultura íbera. En la obra que aquí nos ocupa fueron halladas las cenizas de un hombre cuyo ajuar funerario nos desvela su fuerte implicación con las armas, por lo que se le ha relacionado con un guerrero o militar con alto poder adquisitivo.
Se trata de una escultura en bulto redondo sin embargo, es importante señalar que la obra nunca fue pensada para ser rodeada sino que aparecería apoyada sobre una pared como demuestra el hecho de que no aparezca tallada en la parte posterior.
Nos encontramos ante la representación de una mujer sedente en un imponente trono de cuyo respaldo salen amplias voladuras y en las patas aparecen representadas garran de león. La mujer se ha relacionado con alguna divinidad mortuoria aunque no parece claro saber cuál. Aparece ricamente ataviada con una túnica y manto cuyos bordes caen en pliegues cerca de las piernas de la diosa dando naturalismo a la composición y están decorados con policromía roja representando elementos geométricos. La dama aparece con un velo que le cubre la cabeza y le enmarca el rostro, de su cuello tres ricos collares cuelgan ampulosamente. De su vestimenta destacan los grandes pendientes que restan protagonismo a su rostro.
Estilísticamente estamos ante una obra mucho más tosca que la Dama de Elche, el rostro y las manos son poco realistas y desproporcionadas, sus adornos menos delicados y su hieratismo y robustez aún mayor.
El escultor ha buscado la simetría en cada detalle de la obra, ésta tan solo se rompe en las manos de La Dama ya que mientras una se apoya en la rodilla en la otra sostiene una paloma que posiblemente representara el alma del difunto.
La composición es cerrada, los brazos y las piernas aparecen rígidamente pegados al cuerpo, el autor no busca ningún tipo de movimiento o expresividad en la obra, no obstante estaríamos ante la representación de la imagen de una diosa, un ser alejado de lo humano y natural, muy por encima del hombre. La obra nos remite con su hieratismo y solemnidad a las representaciones de las divinidades en la cultura egipcia.
Si bien la obra presenta rasgos arcaizantes es posible que éstos se deban más a las convenciones estilísticas vigentes que a la pericia del autor. Las esculturas tipo bloque, el hieratismo, la inexpresividad y la desproporción anatómica son una tónica general en las representaciones artísticas que durante estos siglos se creaban en torno al mediterráneo.