Diosa Kali
Esta es una escultura que representa a la diosa Kali, realizada en piedra basáltica aproximadamente en el siglo XV y que en la actualidad forma parte de las colecciones de arte oriental del Museo Guimet de París.
Kali es una diosa muy importante en el Hinduismo Tántrico donde es la personificación del poder de superar y trascender el sufrimiento, capaz de transformar lo más malo en algo bueno. Esa es la explicación a su apariencia física en la que generalmente la vemos con aires decrépitos, con colmillos aún sangrientos, luciendo adornos de calaveras y en movimientos y actitudes bastante violentas. En esos elementos suele basarse la iconografía más tradicional de Kali.
Pero en esta escultura realizada en Vijayanagar, entre el sur y el centro de la India, no vemos nada de eso, y lo cierto es que es una representación bien diferente. Aquí Kali está en plenitud física, y aunque su actitud es distante, en absoluto trasmite sensación de terror a quién la contempla. Al contrario, es como una representación de energía donde vemos atributos que nos explican la imagen. En la mano derecha lleva el tambor, símbolo de ritmo vital. Mientras que en la izquierda porta el fuego, o lo que es lo mismo, la destrucción y la muerte. Es decir, plantea esa dualidad entre la vida y la muerte, ya que a ambas domina la diosa, siempre con el objetivo de que en cada reencarnación surja algo mucho más puro.
Además de estos atributos, Kali también es conocida por su papel como protectora y liberadora. Se cree que su danza salvaje y frenética destruye la ilusión y la ignorancia, liberando a los humanos de sus miedos y apegos terrenales. Esta danza, conocida como Tandava, es un elemento común en las representaciones de Kali y se dice que es tan poderosa que puede destruir el universo entero.
El arte del imperio de Vijayanagar se caracteriza por el uso de elemento eclécticos como los que vemos aquí. De ahí que en imágenes como esta, aunque sean de culto, todo quede suavizado en favor de los atributos principescos. Todo se dulcifica, incluso el niño que está pisoteando con su pie derecho es mucho más dulce que otras representaciones de la misma diosa.
Hasta aquí lo referente al espíritu iconográfico de la obra, pero por otra parte hay que apreciar la maestría de su artífice. Un verdadero artista capaz de trabajar con exquisito detalle una piedra como el basalto, donde se ve que ha labrado con delicadeza tanto el rostro como las muchas joyas de la diosa.
En el contexto histórico, el imperio de Vijayanagar fue un período de gran florecimiento artístico y cultural en la India. Durante este tiempo, los artistas tenían una gran libertad para experimentar y explorar diferentes estilos y técnicas, lo que resultó en una gran diversidad de obras de arte. La escultura de Kali es un ejemplo perfecto de esta diversidad, ya que combina elementos de diferentes tradiciones artísticas y religiosas para crear una imagen única y poderosa de la diosa.
En definitiva, un portentoso ejemplo del arte del imperio de Vijayanagar, un periodo entre el siglo XIV y el XV, en el cual confluyeron aquí diversos artistas del norte de la India que pudieron trabajar con mucho gusto sobre los temas más tradicionales de la religión hinduista y sus diversas vertientes, entre ellas la tántrica.