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Tributo al emperador de Qianlong

Publicado por A. Cerra

Tributo al emperador de Qianlong

En otras ocasiones, como por ejemplo con la figura de la escultura de la diosa Kali, hemos mostrado ejemplo de las obras de arte oriental que atesora el Museo Guimet de París. Y ahora vamos a mostrar otro de sus tesoros, pero en este caso es una obra realizada por un europeo en territorio asiático. Hablamos del gran cuadro titulado Los kazajos presentan caballos como tributo al emperador, realizado con colores y tinta sobre papel (45 x 269 cm) por el artista Giuseppe Castiglione en el año 1757.

Castiglione fue un pintor italiano, originario de Milán que además de artista era jesuita, y por ello llegó como misionero a China en el año 1715, cuando tenía menos de 30 años. Allí pronto comenzar a trabajar en la corte de Qianlong, y sin olvidar sus labores propias de misionero, también fue haciendo un sinfín de cuadros. De hecho de alguna forma fundió sus dos cometidos, algo que fue muy habitual por parte de las misiones de la Compañía de Jesús que se instalaron en distintas partes del mundo, desde el Lejano Oriente a las misiones jesuíticas de Sudamérica, como por ejemplo la de Alta Gracia en Argentina.

Unas obras en las que se puede ver cómo fue adaptando sus raíces artísticas europeas a la influencia del arte chino, ya que al fin y al cabo quien le pagaba era el emperador y los miembros de su corte.

Un buen ejemplo de ello es este cuadro, donde combina el típico formato muy alargado de tradición china con una composición más propia de las escuelas europeas. Vemos que todo el ancho del papel lo ocupa únicamente una escena, mientras que en los habituales rollos pictóricos narrativos chinos lo normal es que aparecieran varios episodios de una misma trama.

Pero no es la única combinación interesante de estilos intercontinentales. Igualmente se puede observar que si nos fijamos en las figuras ninguna genera sombra alguna, rasgo sin duda muy oriental. Pero en cambio el tratamiento de sus rostros, o de los cuerpos de los caballos, debe mucho al modelado a base de claroscuros de origen europeo. Y es que en el fondo hay un espíritu de representación naturalista muy propio de Occidente. Aunque en cambio es capaz de unir eso con las arquitecturas típicamente chinas o la forma de pintar paisajes que parecen seguir los modelos propios de ese país oriental.

En definitiva es indudable el valor artístico de obras como esta que hizo Giuseppe Castiglione, pero además de ello también posee un alto interés como testimonio histórico de una época que nos da a conocer lejanas culturas. Y es que él se preocupó mucho en representar con estricto respeto a la realidad ciertos detalles de ese imperio, tanto en lo referente a vestuario o mobiliario que marca el orden social de la corte, como en lo referente a su armamento.