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Estancia jesuítica de Alta Gracia

Publicado por A. Cerra
Estancia de Alta Gracia

Estancia de Alta Gracia

Este monumento forma parte de la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en compañía de otros recintos jesuíticos que se encuentran en la Sierra de Córdoba (Argentina), como son las Estancias de Santa Catalina, La Candelaria, Caroya y Jesús María. Sin olvidar que en propia capital se halla uno de los conjuntos arquitectónicos e históricos más bellos y valiosos de todo el país, la llamada popularmente Manzana Jesuítica de Córdoba.

En la localidad de Alta Gracia, los padres jesuitas construyeron la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Merced y todo el conjunto entre los años 1643 y 1762. Es decir, más de un siglo de obras para finalmente levantar este hermoso conjunto entre la principal plaza de la población y un depósito de agua. Y es que la ubicación es parte del encanto de esta gran obra.

Porque se puede decir que la estancia como monumento histórico incluye más que el exquisito arte de la iglesia. También forman parte los antiguos talleres coloniales situados al sur que era el Obraje, o el actual Museo Histórico Nacional del Virrey Liniers junto a la propia iglesia y que originalmente fue la residencia de los jesuitas. De lo que no ha llegado nada hasta nuestros días es de la ranchería, que era el hogar de los esclavos negros y los obreros nativos.

Para tener una buena visión de lo que era una estancia se puede pasar a la zona trasera, a la zona del Tajamar donde se contemplan viejos diques construidos en el siglo XVII, ya al establecerse los jesuitas no solo se preocupaban de predicar, sino que también querían poner en valor los territorios donde se asentaban.

Por cierto desde el Tajamar se contempla otra de las imágenes típicas de la Estancia de Alta Gracia, con el agua en primer plano y la Torre del Reloj al fondo.

Estancia desde el Tajamar

Estancia desde el Tajamar

No obstante, desde un punto de vista artístico la visita obligada es a la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Merced, una obra que diseñó uno de los principales arquitectos de la Compañía de Jesús: Andrés Blanqui, italiano de nacimiento pero que fue enviado a Argentina para ejecutar diversas obras jesuíticas, tanto en la provincia de Córdoba como en la de Buenos Aires. Y de hecho, nunca regresó a su país natal, y falleció en Argentina en 1740.

No obstante, dejó un legado arquitectónico impresionante, no solo por su obra en Alta Gracia o en las estancias cercanas de Santa Catalina y Jesús María, o la Catedral de Córdoba, sino que también intervino en la conclusión de una primera Catedral en Buenos Aires, que se derrumbaría en 1752, y sobre todo participó en el Cabildo, uno de los edificios más atractivos de la historia de la capital.