Estancia Constantino (II parte)
En la estancia de Constantino ubicada en el Palacio Vaticano podemos encontrar cuatro frescos realizados por artistas del taller de Rafael de Sanzio como Giulio Romano, Raffaellino o Gianfrancesco Penni. Quizás ésta sea la menos famosa de todas las Estancias Vaticanas pero sin lugar a dudas su valor es aún impresionante. Las obras de decoración en esta habitación se llevaron a cabo entre 1517 y 1524 y en ellas podemos encontrar escenas que revitalizan el cristianismo a través de la historia del primer emperador romano en adoptar la religión cristiana, Constantino.
En el muro este encontramos el fresco dedicado a La visión de la cruz, en él se narra como el emperador Constantino tuvo un sueño o visión antes de comenzar la Batalla del Puente Milvio contra Majencio; en ese sueño se revelaba al emperador que si cambiaba los símbolos de sus estandartes por cruces vencería la batalla. Los artistas así lo plasmaron en un fresco con multitud de personajes y en el que se ha incluido además el lema de Constantino: Con este símbolo vencerás. La escena de la visión de la batalla se enmarca en el centro del fresco mientras que los laterales han sido utilizados para albergar las figuras de los emperadores romanos situándolos cada uno de ellos en un extremo y cobijados por un palio.
Entre los años 1520 y 1524 y siguiendo los bocetos preparativos de Rafael, los artistas de su taller representaron La Batalla de Majencio, también conocida como Batalla del Puente Livio. La victoria de Majencio en esta batalla no es más que el símbolo de la victoria del cristianismo sobre el paganismo. La escena al igual que sus compañeras ha sido realizada a modo de trampantojo como si de un tapiz se tratase. En ella destaca la ingente cantidad de personajes que aparecen luchando entre sí en diversas posturas.
La Donación de Roma también conocida como la Donación de Constantino es una escena que ha sido extraída de los Evangelios Apócrifos y que hoy día sabemos que nunca existió. En ella el emperador romano Constantino está entregando al papa Silvestre I las llaves de la ciudad de Roma para que éste y sus sucesores sean la máxima autoridad en la ciudad. El uso de esta escena no es baladí sino que su finalidad es tratar de reforzar el poder del pontífice.
El último de los frescos, El Bautismo de Constantino, debió de ser pintado entre 1520 y 1524 y en él parece ser que no intervino Rafael, los expertos en arte parecen señalar que en esta representación destacó la mano de Gianfrancesco Penni ya que en ella se aprecia un estilo muy particular. En la escena el emperador Constantino aparece recibiendo el bautismo poco antes de morir de manos del pontífice Silvestre I quien se ha representado como el pontífice Clemente VII. Quizás este sea el más manierista de todos los frescos, la composición es complicada, los personajes no guardan ningún orden y el artista no ha puesto demasiado énfasis en la caracterización de los personajes ya que muchos de ellos poseen unos rasgos similares.