Mezquita del Emperador en Lahore
Esta Mezquita del Emperador o de Badshahi en la ciudad de Lahore, es uno de los más grandes monumentos del patrimonio histórico y artístico en Pakistán, y uno de los principales monumentos del Imperio Mogol, que en su en sus momentos de máximo apogeo, entre el siglo XVI y el XVII, se extendió por Pakistán, casi toda la India, parte Bangladesh, zonas de Afaganistán e Irán, además de los actuales territorios de Nepal o Bután.
Una cultural, la mogola, cuyos emblemas son dos grandes monumentos indios, ambos de carácter funerario como son el Taj Mahal y la Tumba Humayun. Sin embargo en Lahore, en Pakistán destaca de ese momento histórico tanto un edificio religioso, como es esta mezquita, como otra construcción militar. Ya que precisamente frente a la Mezquita del Emperador se encuentra la gran Fortaleza de Lahore.
La mezquita se levantó en el año 1673, y desde ese momento ha sido uno de los templos más importantes del país, y eso que durante un tiempo se vio seriamente afectado. Esto se debió a que durante la época de ocupación británica, e incluso bajo el dominio de algunos maharajás, la mezquita sirvió para almacenar armamento y hasta como cuartel. Una época en la que tuvieron lugar muchos expolios en el templo, y no solo de sus joyas, incluso de sus baldosas de mármol.
La obra tuvo lugar durante el reinado del último Gran Mogol, el emperador Aurangzeb, quién decidió construir un templo con una capacidad superior a las 55.000 personas. Es decir, una mezquita que durante años fue la más grande de todo el mundo. Hoy en día, ya no lo es. Ni siquiera es la mayor del país, ya que acabando el siglo XX en Islamabad, se hizo todavía mayor la Mezquita Faisal, uno de los hitos de la arquitectura contemporánea en este país.
No obstante, la belleza de esta de Lahore y su valor histórico es indudable. Una arquitectura inspirada en la Mezquita de los Viernes de la ciudad india de Delhi, pero aquí a una escala gigantesca.
Como elementos más destacados del conjunto se ven sus cuatro minaretes desde el exterior que enmarcan una obra levantada a partir de piedra arenisca roja y mármol. Y por supuesto desde el exterior también llaman la atención sus grandes cúpulas bulbosas de mármol blanco.
Al adentrarse en el interior por su gran puerta monumental, lo primero que se descubre es un enorme patio, previo a la sala de oración. Esta sala se divide gracias a las arcadas, en siete espacios distintos