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La Libertad guiando al pueblo, Delacroix

Publicado por Laura Prieto Fernández

Esta obra fue realizada por el pintor romántico francés, Eugène Delaroix (1798-1863). Este óleo sobre lienzo representa las Tres Jornadas Gloriosas, una revolución burguesa ocurrida en Francia los días 27, 28 y 29 de julio de 1830 que obligó a dimitir al monarca Carlos X de Francia en favor del candidato burgués Felipe de Orleans.

La revolución no fue encabezada por un personaje en concreto sino que fue un levantamiento burgués, por ello el pintor decide colocar la figura de la libertad como cabecilla de la revolución. La liberta aparece representada como una figura femenina que lleva los pechos al descubierto, hecho que escandalizó a los críticos más conservadores. Aparece ataviada con una túnica que es sostenida por una simple cuerda y en la cabeza lleva el gorro frigio símbolo de la revolución. En una de sus manos porta un fusil mientras que en la otra, sostiene en lo alto la bandera azul, blanca y roja, que actúa como punto de fuga de toda la composición. La figura femenina encabeza la oleada revolucionaria y mientras que avanza hacia el espectador, gira la cabeza hacia sus compañeros alentándolos a seguir hacia delante.Este no es en el único cuadro en el que Delacroix utiliza una figura femenina como alegoría de la libertad, en obras como La matanza de Quios o Grecia sobre las ruinas de Missolonghi, también aparece este recurso.

La libertad guiando al pueblo. Delacroix

En primer plano Delacroix representa los soldados de Carlos X ataviados con el uniforme de la época y en los que se observa un perfecto estudio anatómico. A los pies de la Libertad, un joven revolucionario da sus últimos suspiros y en un acopio de fuerzas se yergue para mirarla orgulloso. El joven es representado con vivos colores en sus ropajes, azul y rojo, que contrastan con la tonalidad terrosa que domina la composición.

El propio Delacroix se autorretrató en esta revolución y si bien es cierto que no participó en ella, si que compartía sus ideales, siendo cronista de los hechos y comprometido con la causa.

Al fondo una multitud formada por personas de todas las clases sociales, avanzan hacia el espectador. Las figuras y contornos se desdibujan a causa de la polvareda levantada por la pólvora. En la parte derecha podemos observar parte de la ciudad de París, en una de las torre de Notre Dame ondea victoriosa la bandera revolucionaria.

El cielo, siguiendo los parámetros románticos, está encapotado y augura tormenta. La luz dorada e irreal, proviene del exterior del cuadro incidiendo en los personajes por la izquierda y creando una sensación de claroscuro que acentúa el movimiento.

La composición de la obra es triangular, en la cúspide aparece la Libertad mientras que la base la forman los distintos personajes que aparecen muerto en el suelo. El dinamismo de la composición se consigue a base de diagonales como la del fusil que porta Delacroix y que proporcionan inestabilidad.

El movimiento, el dramatismo y la fuerte carga emocional del momento son típicos de la pintura romántica pero también los podemos relacionar con la pintura barroca, en especial la de Rubens de quien Delacroix era un ferviente admirador.

Es importante señalar las similitudes que aparecen entre esta obra y La Balsa de la Medusa de Gericault, contemporáneo de Delacroix: en ambas la composición es triangular y el punto de fuga se consigue a través de una bandera que ondea al aire; la base de la pirámide es inestable, en la obra de Gericault se utiliza la balsa, mientras que Delacroix utiliza una barricada; además en ambos cuadros las figuras poseen una gran carga expresiva y el momento expresa gran dramatismo.