Naturaleza muerta de Delacroix
Esta obra es bastante singular dentro de la producción pictórica del pintor francés Delacroix, ya que se trata de un peculiar bodegón titulado como Naturaleza muerta con bovagante y trofeos de caza y pesca.
Aunque fue un género que él no trabajó mucho, lo cierto es que si fue bastante habitual durante la época del Romanticismo. Si bien hay que tener en cuenta que Eugene Delacroix (1798 – 1863) fue totalmente diferente a cualquier otro artista de su tiempo. Por eso solo él podía ser capaz de pintar al mismo tiempo un paisaje y sobre él un singular bodegón, y no solo eso, sino que además consigue que haya cierto argumento en la escena.
Sí, se trata de una naturaleza muerta pero con argumento. Ya que vemos un amplio paisaje de colinas y árboles individualizados donde se distinguen a media altura las formas de dos jinetes, minúsculos en la amplitud de terreno, pero bien visibles gracias a las casacas rojas que visten. Estos personajes vendrían a ser los cazadores. Mientras que en el primer plano podemos descubrir el bodegón propiamente dicho con las distintas aves que han cazado ya o que van a cazar esos personajes. Sin embargo, eso no resuelve la presencia del crustáceo ahí. ¿Quién sabe? Quizás nos está indicando que luego se irán a pescar, o que se han ido antes a capturar esas langostas.
En realidad, se trata de una obra que el artista hizo por capricho personal, sin que mediara encargo alguno, por ello quizás esté excesivamente trivializado el tema para después intentar vender el óleo, que por cierto hoy se conserva en el Louvre de París. Es decir, el tema será trivial, pero la calidad pictórica es propia de un maestro de la talla de Delacroix, capaz de jugar como nadie con los colores para dotar de intensidad a cualquier escena, incluso a una naturaleza muerta.
La obra la pintó todavía siendo joven en 1827, o sea todavía no había cumplido los treinta años, aunque ya había hecho obras maestras como La Matanza de Quíos. Por aquel entonces, Delacroix estaba muy influido por la pintura inglesa. Incluso este lienzo lo pintó tras un viaje a Inglaterra que sobre todo le sirvió para descubrir la magia de los paisajes de John Constable, una de las influencias más importantes en su arte.