Naturaleza muerta de Willem Kalf
Willem Kalf (1619 – 1693) es uno de los más grandes pintores del Barroco holandés completamente especializado en la pintura de bodegones. Y un buen ejemplo es esta obra que se conserva en la National Gallery de Londres y cuyo título completo es Naturaleza muerta con el vaso cuerno del gremio de arqueros de San Sebastián, langosta y copas.
Y desde luego los muchos bodegones que pintó Kalf, y por lo que eran tan codiciados, era por la increíble capacidad de este artista para plasmar los más mínimos detalles de cada elemento que compone la naturaleza muerta, y después dotar a todos ellos de una textura llena de verismo, casi como si fuera una excelente fotografía con un completo dominio de la luz.
En Holanda por aquellos años, el bodegón se convirtió en uno de los asuntos favoritos de los amantes de la pintura, o sea, los que compraban o encargaban sus obras a los artista. Y sobre todo lo que buscaban en estas telas es que hubiera una enorme variedad de elementos, y en especial de texturas, algo muy propio del gusto del Barroco del siglo XVII.
Pues bien, en ello alcanzó enorme éxito Willem Kalf que sabía recrear en sus obras todo un abanico de texturas que se convertían en un deleite para los sentidos del espectador.
Aquí vemos sobre la mesa, una rica alfombra, de la cual no solo podemos ver sus motivos decorativos deformados por los pliegues, sino que además podemos apreciar la calidad de su hilo. Esa alfombra arrugada está bajo una bandeja de plata, de la cual vemos muy poco, pero es posible saber que está limpia y muy bien pulida gracias a sus brillos.
En esa bandeja está la langosta, de un intenso color rojo, un color que llama poderosamente la atención y sin embargo todavía más capta nuestros sentidos el poder apreciar sus cualidades al tacto, porque Kalf ha sabido recrearse hasta mostrar en dos dimensiones la dureza de ese crustáceo. Todo ello con luz y color.
Luego están las copas a medio llenar, donde su ornamentación está pintada con todo detalle. Pero esos detalles alcanzan su cenit en el elemento central del bodegón: el cuerno.
Esa copa en forma de cuerno es el atributo del gremio de San Sebastián que el encargaría la obra. Y sobre el rojo de la langosta, esta pieza ósea, amarfilada y en posición vertical destaca sobre el conjunto. Nos podemos imaginar su tacto y si tuviéramos una lupa podríamos ver su decoración de orfebrería en plata, de una delicadeza enorme en la que el pintor ha sido capaz de recrear las figuras de varios miembros de ese gremio de arqueros.