Naturaleza muerta con ostras de Matisse
Esta ya es la obra de un Matisse maduro, ya que su óleo sobre tela titulado Naturaleza muerta con ostras es una creación de 1940. Un cuadro que hoy en día se conserva en el Museo de Arte de la ciudad de Basilea, en Suiza.
Lo cierto es que por esa época, los bodegones y naturalezas muertas se convirtieron en auténticos ejercicios de disciplina para el pintor. Y los afrontaba como lo habían hecho antes que él otros muchos maestros. Es decir como una excusa perfecta para representar en las dos dimensiones de un cuadro diferentes formas, colores y luces. Algo que se hacía siempre con los objetos y productos más cotidianos que de pronto se transformaban en objetos artísticos pero que también plasmaban el hecho de lo que es perecedero y tarde o temprano morirá.
Esa es la filosofía de una naturaleza muerta, pero cada artista plasma en ella las cuestiones estilísticas o formales que cree conveniente, algo que han hecho desde Delacroix con su Bodegón con bovagante y presas de caza hasta Juan Gris con sus cuadros de guitarras y fruteros, pasando por las célebres manzanas de Cezanne.
En el caso de la Naturaleza muerta con ostras de Matisse estamos ante una imagen basada en los colores. Un rectángulo azul se recorta sobre el fondo rosa, y ahí se disponen los distintos elementos, cada uno con su color. Está la jarra rosa, el cuchillo de mango amarillo, el plato blanco, el mantel verde con sus franjas rojas, los limones o las ostras entre el ocre y el morado.
Pero lo bueno, es que Matisse no solo quiere hacer su particular juego de tonos de color, con ello pretende superar el sentido de la vista, y sumergirse en el del gusto. Se propone adentrarse en una experiencia de sabor, tal y como él mismo escribió. Llega a confesar que ha llegado a un punto artístico inesperado y que no cree que pueda avanzar más, ya que comienza a superar los colores, e incluso lo material, para alcanzar algo más espiritual para lo cual ni siquiera se considera preparado. Y dice en una carta a un amigo suyo:
“…y me he acercado a la materia de las cosas, por eso he pintado ostras. Aquí, querido amigo, se precisan sensaciones gustativas. Es precios que una ostra en su representación siga siendo lo que es.”
En fin, que Matisse después de toda una vida pintando, realizando verdaderas obras maestras del siglo XX como su cuadro de La danza y con más de 70 años de edad, sigue experimentando con su arte y sorprendiéndose con sus creaciones.