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Naturaleza muerta con zapato roto, Miró

Publicado por Laura Prieto Fernández

A menudo en la historia de la humanidad son las grandes tragedias de las civilizaciones las que han ayudado a crear grandes obras de arte; las épocas de crisis, hambrunas e incluso las guerras que sumían a los países en el más profundo caos han desarrollado en los artistas una tendencia crítica que se termina plasmando en grandes obras de arte. Parece innegable que una guerra fratricida como fue la Guerra Civil española causara graves estragos en la sociedad pero a su vez en esta misma etapa también se crearon grandes obras de arte. Por todos es conocida la repercusión que la Guerra Civil española tuvo en la pintura de Pablo Picasso dando lugar a la creación de una de sus obras más destacadas, El Guernica.

En el mismo contexto en el que Picasso llevaba a cabo la creación del Guernica otro de los grandes artistas de su tiempo plasmaba en un lienzo la impotencia y la desolación que le causaban la situación que atravesaba su país, Joan Miro pintó en el año 1937 –tan sólo una año después de que se iniciase la contienda- la obra que aquí analizamos y que lleva por título Naturaleza muerta con zapato viejo.

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La pieza se trata de una obra pintada en óleo sobre lienzo que el artista que el artista pintó en tan solo cinco meses y que en la actualidad se exhibe en el Museo de arte Moderno de Nueva York tras una donación de James Trhall Soby en la década de los setenta. La obra resulta mucho menos explícita que la pieza de Picasso de hecho, el análisis de la pintura descontextualizada es decir, fuera del contexto histórico en el que España estaba sumida en aquella época, presenta un bodegón más en lo que lo más llamativo sea la composición cromática. Pera el artista español los horrores de la guerra –de cualquier guerra y no concretamente la de España- quedan resumidos en un conjunto de objetos que coloca sobre una mesa en primer plano y que debido a las luces y sombras, así como al cromatismo utilizado, no resultan fáciles de identificar.

Sobre la mesa el artista nos presenta una botella medio vacía, una hogaza de pan como símbolo de la falta de alimento que había durante la guerra, una manzana con un tenedor clavado y un zapato viejo y desaliñado que completa el esquema. Según el propio artista la inspiración para realizar esta obra la tomó de un lienzo del artista postimpresionista Vicent Van Gogh titulado Los zapatos viejos.

A diferencia de otras de sus composiciones esta vez el artista representa los objetos con volumen, olvidando las dos dimensiones. Los colores también son diferentes, fuertes y ácidos, que causan una fuerte atracción en la mirada del espectador como si de neones se tratase pero que dificultan el reconocimiento de los objetos que se representan en el lienzo.