Arte

La Danza de Matisse

Publicado por A. Cerra

La Danza de Matisse

Posiblemente este óleo pintado sobre tela en 1910 por Henri Matisse y que hoy es una de las grandes obras maestras que cuelgan del Museo del Ermitage de San Petersburgo (aunque hay otra versión en tonos diferentes en el MoMA de Nueva York) sea su cuadro más reconocible. Una imagen en la que plasma la perfección la constante relación que el pintor francés creó entre su arte de los pinceles con la música. No obstante esos vínculos entre pintura y música, se encuentran en otras muchas obras suyas y se materializan no solo como conceptos de armonía, sino también como conceptos pictóricos.

Por ejemplo, en el año 1920 el coreógrafo y célebre bailarín ruso Sergei Diáguilev le encargó a Matisse la decoración, escenarios y vestuarios de su representación del ballet El ruiseñor del compositor contemporáneo Igor Stravinski. E incluso posteriormente, en el año 1931, el mecenas norteamericano Barnes le hizo el encargo de crear un gran mural decorativo de unos 52 metros cuadrados y que el tema fuera la danza. Una obra que hoy se puede ver en la Barnes Foundation, o bien, un previo que se expone en el Museo de Arte Moderno de la Villa de París.

No obstante, la obra por antonomasia de esta relación entre colores, baile y notas musicales sería este cuadro de La Danza, y su hermana La Música. Ambos fueron un pedido que le realizó Scukin, un acaudalado mecenas y coleccionista de arte contemporáneo, quien quería decorar su ostentoso palacio con las obras de Matisse.

La Música de Matisse

El caso es que La Danza es un cuadro de dimensiones considerables (260 x 391 cm) y en tanta superficie el autor es capaz de cautivarnos con la sencillez de su estructura y por los colores elegidos. Ha logrado hacernos pensar que las figuras están bailando de verdad y en cualquier momento pueden salir del lienzo.

Pero fijémonos. Solo hay tres colores brillantes, sin matiz alguno, y unas siluetas recortadas que se dan la mano y generan la sensación de un movimiento circular continuo. Pero algo tan simple a la vista fue fruto de un cuidado trabajo por parte de Matisse, quien estudió por separado cada elemento (el dibujo, la forma, el color, el movimiento,…) de manera que todo sea una danza equilibrada y al fin se una armonía musical.