Alegorías del amor, El Veronés (I parte)
Son muchas las alegorías que a lo largo de la historia de la pintura han versado acerca de la idea del amor que tanto cautivó a los pintores de todas las épocas, pero es sobre todo a partir de la época renacentista cuando los artistas vuelcan su intelecto en las pinturas alegóricas; no debemos olvidar que, durante el renacimiento, se puso en valor una visión intelectual y compleja del mundo en relación con el ser humano.
En términos sencillos deberíamos aclarar que, la pintura alegórica es aquella que, basándose en formas humanas, animales o incluso vegetales, quiere representar una idea inmaterial. En realidad, la alegoría sobre el amor que aquí analizamos no es un solo cuadro sino un conjunto de, nada menos, que cuatro lienzos ya que el artista consideraba que la idea del amor resultaba demasiado compleja para expresarla en un solo lienzo.
Paolo Veronese, autor de las cuatro obras y cuyo verdadero nombre es Paolo Caliari (1528 – 1588) es uno de os artistas más reconocidos de la famosa y colorista escuela veneciana. Procedente de la ciudad de Verona, de donde tomó su apodo, se formó junto a Antonio Bandile quién acabaría siendo su suegro.
El artista trabajó para algunos de los comitentes más destacados no sólo de Italia sino de toda Europa y prueba de ellos son los lienzos que aquí analizamos; en realidad, no se sabe a ciencia cierta quién fue el comitente de estas piezas, aunque a todas luces parece ser que hubo de ser el monarca del Sacro Impero Romano Germano Rodolfo II. La primera vez que se supo de ellas, las piezas ya formaban parte de la colección imperial de Praga y años después, a mediados del siglo XVII, las obras pasaron a la Colección de arte de la Reina Cristina para acabar formando parte de la National Gallery de Londres.
El artista ha creado cuatro obras de gran formato que fueron diseñadas para ser vistas desde abajo; en ellas se ha patente las características propias del estilo del Veronés: colores llamativos y brillantes típicos de los maestros venecianos, grandes composiciones que llena con personajes y arquitecturas de corte clasicista que sirven para enmarcar la escena y demuestran que el artista, no solo era un entendido del color sino también del dibujo.
El ciclo de la Alegoría del Amor pintado por Veronese abarca cuatro lienzos que llevan por título: La infidelidad, El desdén, El respeto y La unión feliz.