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Amor Sacro y Amor Profano, Tiziano

Publicado por Laura Prieto Fernández

El conocimiento de cualquier tendencia o movimiento artístico no resulta completo si no contamos con los conocimientos de otras disciplinas que nos ayuden a comprender de manera global las obras que analizamos, en este sentido podríamos pensar que la historia es la principal disciplina que completa el estudio del arte y si bien es cierto que ésta resulta fundamental no es la única, así en la obra que aquí nos ocupa podemos comprender como el análisis de la obra necesita conocimientos de tipo filosófico para su correcta interpretación.

A lo largo de la época renacentista fueron muchos los saberes que se recuperaron de la Antigüedad, el arte retomó los cánones clásicos y las principales corrientes de pensamiento, la filosofía antigua. Durante esta etapa la filosofía neoplatónica vivió uno de los momentos más esplendorosos, se retomaron los mismos principios que Platón defendía en sus teorías y además éstos quedaron potenciados por figuras como Marcilio Ficino que gracias a su destacada posición ejerció una gran influencia en el mundo renacentista.

1280px-Tiziano_-_Amor_Sacro_y_Amor_Profano_(Galería_Borghese,_Roma,_1514)

Todo este contexto histórico y filosófico resulta fundamental para comprender el análisis de la obra que se presenta a continuación, un lienzo obra del artista veneciano Tiziano y que se ha titulado como El Amor Sacro y el Amor Profano. En realidad éste título no fue puesto por el artista sino varios años después por lo que también podemos reconocer la obra por nombres como Venus y la doncella o Los Tres Amores. Se trata de un gran lienzo de formato horizontal, que mide unos doscientos ochenta centímetros de anchura y más de ciento quince centímetros de altura; la obra se exhibe en la actualidad en la Galería Borghese Roma y parece ser que en su origen debió ser encargada por una de las figuras más destacadas de Venecia, el secretario del Consejo de los Diez Nicolo Aurelio, o al menos así lo han interpretado los expertos al identificar su heráldica en la fuente en la que descansan las figuras principales. Parece ser que la obra pudo realizarse en conmemoración del matrimonio de Nícolo con la joven Laura Bagarotto.

Situados en un primer plano encontramos dos figuras femeninas, a la derecha una mujer vestida que podría representar a la novia o al menos así lo indica su lujoso vestido, el ramo de rosas y el velo que cae sobre sus hombros; en las manos lleva una vasija con oro símbolo de la belleza mundana y transitoria de este mundo. A su lado y también dispuesta sobre la fuente encontramos una representación de la diosa Venus, ésta aparece semidesnuda con un paño blanco que cubre su sexo y una ampulosa capa rojiza. Venus lleva entre sus manos un pequeño candil con una llama que evoca la verdadera felicidad, felicidad inalcanzable en este mundo pero que nos preludia la belleza y felicidad de un mundo mejor, un mundo suprasensible según la filosofía de Platón.

La escena se desarrolla en un ambiente naturalista en el que se pueden apreciar la presencia de algunas arquitecturas de corte clasicista.