Beatos mozárabes (I)
Se conoce con el nombre de Beatos a un particular conjunto de códices propios de la Península Ibérica que surgieron a lo largo de los siglos X, XI, XII y XIII. Estas preciosistas obras, típicas de la literatura medieval hispana, son miniaturas ilustradas que tomaban como referencia el famoso comentario que el Beato de Liébana realizó en el año 776 del Apocalipsis de San Juan. Si bien es cierto que popularmente este tipo de obras se conocen como Beatos mozárabes, investigaciones recientes apuntan a que este sobrenombre de mozárabes se deba tan sólo a que los códices fueran realizados en época mozárabe siendo sus autores monjes cristianos que habitaban en los monasterios de la zona cristiana dentro de los círculos de la Reconquista (Tábara, Zamora, San Miguel de Escalada…)
En este sentido podeos destacar como han llegado hasta nosotros un total de treinta y un beatos de los cuales tan solo veinticuatro contienen algún tipo de miniaturas; con todo, debemos destacar como estas treinta y una obras no se han encontrado, en absoluto, completas pero los estudios realizados al respecto determinan que sí que lo fueron.
Así podemos encontrar tres beatos –el de Tábara, Gerona y Escalada- del siglo X además de dos hojas sueltas que se han identificado como parte del Beato de Zamora; en el siglo XI encontramos ocho beatos, en el XII nueve y por último en el siglo XIII encontraríamos dos beatos completos y una hoja de otra publicación.
Llegados a este punto, cabe preguntarse por la supervivencia de este tipo de obras para que haya llegado hasta nosotros un número tan significativo de obras. Durante la Edad Media el libro del Apocalipsis fue una importante fuente iconográfica y religiosa; su lectura se impuso en la iglesia occidental como un medio de lucha contra las doctrinas adopcionistas que circulaban por aquella época. Particularmente cobra importancia las miniaturas de este tipo de obras, las cuales se centran en el propio libro del Apocalipsis dejando a un lado los comentarios y presentando de esta manera una iconografía común que perduró hasta la época románica.
Estéticamente hablando podemos encontrar unas características comunes a todas las miniaturas de los beatos mozárabes: son obras dotadas de una gran carga expresiva a través de las líneas gruesas y coloridos brillantes. Si bien es cierto que las ilustraciones carecen de perspectiva y naturalismos, los fondos de brillantes colores atraen la mirada del espectador y en ellos se representan escenas naturalistas con idílicos paisajes o jardines. Las figuras presentan una composición hierática, rígida pero que se contrarresta con la expresividad de sus manos a menudo muy elocuentes. Los ropajes son ampulosos, con pliegues fuertemente marcados que protegen a los personajes.
Algunas de las escenas más repetidas en la representación de estos beatos son las relativas al Gran diluvio universal y la salvación de Noé, las siete iglesias del Apocalipsis, la tradicional representación del cordero místico o Agnus Dei que aparece rodeado de los símbolos de los Evangelistas o incluso la representación de la Nueva Jerusalén.