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Costureras de Millet

Publicado por A. Cerra

La costurera de Millet

La pintura de Jean Francois Millet sobre todo ha pasado a la Historia del Arte con mayúsculas por sus más célebres cuadros protagonizados por campesinos como El Ángelus o Mujer dando de pastar a una vaca. Pero lo cierto es que el arte realista de este pintor también se centró por momentos en otros colectivos de las clases bajas de mediados del siglo XIX. Y en muchas ocasiones, al igual que ocurría con Las Espigadoras, los motivos de su atención fueron mujeres trabajadoras. Por ejemplo, las costureras, de las cuales mostramos aquí dos imágenes.

En ambos casos se trata de mujeres afanadas en su trabajo. La primera en soledad y el segundo cuadro con una pareja de mujeres. A diferencia de sus cuadros con agricultores y ganaderos, aquí se trata de escenas de interiores, por lo que no tiene que recurrir a sus clásicos ambientes neblinosos y con bruma. Aquí en la habitación genera esa atmósfera de introspección que a su vez transmiten estas mujeres con sus posturas y actitud hacia su labor.

Ellas están concentradas en su faena, necesitan esa concentración para dar con acierto cada puntada en el tejido que están cosiendo. No deja de ser un esfuerzo continuo, ya que tienen que permanecer en esa pose, con la cabeza agachada y ensimismadas en su tarea. Son mujeres que a su manera están en una actitud robusta, maciza, casi monumental, sobre todo en el cuadro que se muestra en el Museo de Orsay y que nos muestra a esa mujer sola y sentada.

No obstante se puede apreciar cierto cambio en la pintura de Millet. Estas costureras, de las que hizo varias versiones además de estas dos, e incluso tenemos los dibujos preparatorios, le sirvieron para representar un estado de ánimo distinto. Y eso lo captamos principalmente porque fue aclarando su paleta de color. Es especialmente visible en el segundo de los cuadros en los que se plasma el aprendizaje de La joven costurera. Algo que ese hace en el ambiente íntimo de una habitación, pobre por la escasez de decoración, pero con una potente iluminación que entra por la ventana y baña de luz la estancia.

La joven costurera de Millet

E igualmente en el primer cuadro de La Costurera vemos una cambio de colores respecto a sus clásicos tonos tierra y ocres. Hay un poquito más de luz en el lienzo y sobre todo queda el dominio de un color extraño en el arte de Millet, el tono azul del vestido de la mujer. E incluso en el bordado que está haciendo y que tiene sobre sus rodillas se pueden ver tonos rojos, algo casi inaudito con anterioridad a este cuadro de 1859.