Descendimiento de la Cruz de Rosso Fiorentino
Esta obra es un magnífico ejemplo de las características del estilo manierista italiano. Un tipo de pinturas realizadas por un grupo heterogéneo de artistas como Giulio Romano, Parmigianino, Polidoro o el propio Rosso Fiorentino. Cada uno con sus propios rasgos personales, pero siempre grandes admiradores de la pintura de Miguel Ángel.
En este caso vemos el Descendimiento de la Cruz que hizo en 1521 Fiorentino y que en la actualidad se conserva en la Pinacoteca Comunale de Volterra.
Se trata de una pintura hecha para el altar de una iglesia, y en ella se puede apreciar como en este estilo se huye, casi se reniega de que las imágenes parezcan reales, e incluso que lleguen a ser verosímiles. En cambio buscan mucho más el artificio intelectual y cierto toque de extravagancia, eso sí, muy refinada. En este sentido el máximo exponente de la extravagancia sería Arcimboldo y sus bustos realizados a partir de frutos, como en su serie Las estaciones del año.
En el caso de esta pintura de temática religiosa, los personajes pintados por Rosso Fiorentino se nos presentan en todos los casos con una pose de lo más teatral, realzando en cada caso el tono dramático de la escena.
Basta ver el peligroso equilibrio, casi imposible, en el que están todos los personajes que han subido a la cruz para bajar el cadáver de Jesús. El cual por cierto ya tiene un tono verdoso camino de la descomposición.
Otro factor bien aparente de la teatralidad del cuadro es su fondo pintado con un barniz azul pálido y uniforme para simular el cielo. Eso le da a todo un tono de tragedia, de una irrealidad en una atmósfera plagada de dolor, como se puede ver en los gestos de distintos personajes como, la desesperada María Magdalena, San Juan que se tapa el rostro llorando o la Virgen María que ha caído desmayada.
Todas esas posturas y colores tienen como objetivo darle un vuelo a los cánones clásicos que durante décadas habían prevalecido en la pintura italiana. Desaparece la filosofía de lo armónico y se busca representar los sentimientos con gestos exagerados y hasta actitudes bastante violentas y explícitas.
Y en cuanto a la mano del pintor, hay que decir que en las obras de Rosso Fiorentino se aprecia que en él predomina un dibujo muy llamativo, mediante el cual crea contornos fuertes para las formas, hasta angulosos para la figuras. Algo que cuadra a la perfección con sus colores irreales. Como decíamos al principio, un extraordinario ejemplo de la pintura manierista.